domingo, 12 mayo, 2024
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Messi cumplió en Japón y tuvo minutos en un Inter Miami que cerró su gira por Asia con varios sinsabores

Si en algún momento ver un partido en Tokio era madrugar para ver los goles del pibe Maradona, los pases de Bochini, la elegancia de Enzo o la magia de Román, despertarse este miércoles 7 a las 7 para ver al Inter Miami jugando un amistoso frente a Vissel Kobe se asomaba como un desafío de fuste para cualquier futbolero de ley. Pero jugaba Messi.

Mejor dicho, ¿jugaba Messi? Esa era la pregunta que se hacían en la capital de Japón y cruzaba el globo terráqueo hasta la Argentina, donde hay cierta incertidumbre por el físico del capitán de la Selección frente a la inminencia de un calendario de competencia dura para el mejor del mundo.

Su molestia en el aductor derecho es tan seria que el domingo pasado le hizo frente al desaire de dejar con las ganas a 40 mil chinos que llenaron un estadio para verlo en cancha pero él se mostró en zapatillas y remera de algodón. La desilusión pasó de las tribunas a la productora del evento, y de ahí al gobierno de Hong Kong, que se quejó públicamente.

«Son cosas del fútbol, yo quería estar», respondió Leo unos días después. Sin embargo, esta gira ideada por Beckham, con el aval del 10, fue mucho más que fútbol, tal como quedó demostrado en cada movimiento del equipo rosa fuera de las canchas, por Arabia Saudita, China y ahora Japón. Las ganancias comerciales y las inversiones a futuro se miden en cientos de millones de dólares, aunque estos viajes siempre tienen sus costos.

Se fuerza la máquina, de noche y de día, y el aductor derecho de Leo empezó a dar señales de desgaste demasiado temprano en el año; de ahí la obsesión del Tata Martino por cuidar a su joya mientras trata de armar un equipo que domine en EE.UU., algo que él ya supo hacer y con creces, sin tantos nombres pesados.

Tata Martino, al frente de un gran desafío. Foto: AP Photo / Eugene Hoshiko.Tata Martino, al frente de un gran desafío. Foto: AP Photo / Eugene Hoshiko.

Fue tan grande la reprobación en Hong Kong que el público en Tokio terminó disfrutando de algunos minutos de Leo en un partido que no quiso pasar ni la TV. La señal AppleTV+ iba a transmitirlo en exclusiva por su plataforma paga pero se bajó a último momento por complicaciones técnicas y lo pasó la página web del Inter Miami, gratis a través de YouTube y con sonido ambiente. El que apagó la compu cuando terminó 0-0 ni se enteró que se definió por penales, y se perdió un dato clave.

Hacía frío en Tokio, unos 5 grados, y Messi salió a la cancha como suplente, emponchado bajo un camperón pero con los botines puestos. Esa fue la primera señal de que jugaría; la segunda la dio cuando se fue corriendo al vestuario cuando estaba por terminar la primera mitad.

Entró a los 14 minutos del segundo tiempo, vio de cerquita una chilena espectacular de Luis Suárez que casi se mete en el ángulo, y tuvo una chance clarísima de gol en la que definió como si la MLS estuviera haciendo mella en su instinto asesino dentro del área: primero al cuerpo del arquero y después mordido, de derecha, para que la saque un defensor en la línea.

Más allá del rol protagónico de Leo y sus actores de reparto, Suárez, Busquets (salió lesionado muy temprano) o Jordi Alba, el show en Japón lo armó Martino, con sus gritos expuestos al silencio y los micrófonos. «¡Quitenlá la pelota, carajo!», se quejó en un momento, viendo las dudas de algunos de sus jugadores.

El Inter Miami es un equipo sin equilibrio: los que juegan bien dan ventaja en lo físico, los que corren… Va un ejemplo: Robert Taylor, aquel finlandés de los golazos, no usa su pierna izquierda. Y los chicos estadounidenses tienen corazón pero necesitan dos, tres y hasta cuatro toques para controlar la pelota, y encima casi siempre deciden mal.

«¡Ese pase hay que dar!», festejó el Tata cuando uno de los centrales buscó rasante, fuerte y al pie a Suárez, que giró con maestría y quedó con media cancha libre para ir al arco contrario. Ahí se dio vuelta la historia: se quedó sin nafta y lo alcanzó un nipón a pura zancada. Al uruguayo le va a costar entrar en el código yanqui: «Tirate, boludo, tirate…», le reclamó a un compañero que no se animó a fabricar una falta.

Lo pudo perder Inter Miami, en especial en una jugada del primer tiempo que la pelota dio en el palo dos veces. Y Drake Callender, el que lo salva casi siempre, volvió a sacar un mano a mano de esos que acostumbran regalar sus defensores. El club queda tan cerca de Disney que los muchachos del fondo parecen contagiarse.

Messi, un imán para los jugadores japoneses. Foto: AP Photo/Eugene Hoshiko.Messi, un imán para los jugadores japoneses. Foto: AP Photo/Eugene Hoshiko.

Llegaron los penales que nadie esperaba y ahí el bombazo: Messi no pateó, lo que reafirma que la molestia en su pierna es un motivo serio de preocupación, al que habrá que seguir de cerca para lo que viene.

Leo no estuvo entre los cinco seleccionados y tampoco dio el paso al frente cuando tocó que fuera un sexto. Allí apareció Gregore, un brasileño prácticamente desconocido, que entregó el último disparo a las manos del arquero suplente Shota Arai, quien a sus 38 años y con varias canas en la cabellera, se llevó la pelota y una anécdota inolvidable a su hogar.

El que también regresa a casa con la valija llena es Inter Miami, que además de riyales saudíes, dólares y yenes, carga con varias preocupaciones. Los flojos resultados es una, en especial la paliza 0-6 ante Al Nassr, que puso a la MLS de rodillas ante los jeques árabes. La poca química del equipo podría ser otra. Pero hay una más que afecta directamente a los argentinos, saber cómo evoluciona la pierna derecha de Messi.

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