Pasó un año y medio de aquella entrevista de fines de marzo en sus oficinas de Avenida de Mayo y 9 de Julio. Patricia Bullrich estaba tan convencida como ahora, a una semana de las elecciones. Y decía, asertiva y frente a muchos oídos incrédulos y en medio de movimientos internos dentro del PRO para lanzarla como candidata en Ciudad o Provincia, que ella iba a ser candidata a presidenta.
«Horacio está enojado conmigo, le salió una competidora», chicaneaba a Rodríguez Larreta desde temprano, cuando en la lista de presidenciables de Juntos por el Cambio había al menos una decena de jugadores, de todos los espacios políticos que conforman el frente e incluido el ex presidente Mauricio Macri, su jefe político entonces. Bullrich pedía PASO, contra el que sea, pero adentro de Juntos por el Cambio y con ella liderando una fórmula.
Es agosto de 2023, la fecha fijada en el calendario electoral para elegir autoridades en las primarias. Y Patricia Bullrich llegó, como lo anticipó aquel mediodía otoñal. Va a ser protagonista de un mano a mano con Horacio Rodríguez Larreta en el que ni el encuestador más hábil se anima a asegurar quién terminará siendo el candidato de Juntos por el Cambio para las generales de octubre.
Desde hace varias semanas, Patricia está preparando «la semana», ese sprint final previo a las elecciones en el que innovará en términos de campaña. Protagonizará un cuádruple acto de cierre, de lunes a jueves, empezando por la ciudad de Buenos Aires, siguiendo por Rosario en Santa Fe, continuando por Córdoba y culminando en la provincia de Buenos Aires. En el medio, a pura vorágine, habrá visitas por Entre Ríos, Misiones y otros puntos del país, más un acto en Mendoza que liderará su candidato a vicepresidente, Luis Petri. Y el domingo, finalmente, búnker común con Rodríguez Larreta.
No todo está definido aún. Por caso, el acto del lunes en la Ciudad todavía no tiene sede establecida, al igual que la posibilidad de que exista una foto con Rodríguez Larreta apoyando la candidatura de Jorge Macri en Ciudad. Lo que sí está confirmadísimo es el cierre de la semana, el último acto antes de la veda, que será en el club Lanús, en el municipio que lidera Néstor Grindetti, su precandidato a gobernador bonaerense.
La fiscalización en Provincia será decisiva para todo Juntos por el Cambio, pero sobre todo para Bullrich, que necesita reforzar el Conurbano. «Venimos bien, con voluntarios, con gente que nos está ayudando a fiscalizar», aseguran en el sector «patricio», conscientes de que la pelea en Provincia, con un 37% del padrón nacional, será determinante no sólo a la hora de decidir al ganador de la PASO, sino también en el mano a mano con el kirchnerismo. Si bien se ven competitivos en todo el mapa bonaerense, creen que necesitan ajustar la estrategia en el Conurbano, donde probablemente se defina la suerte de los candidatos.
En Córdoba, histórico bastión macrista, cerca de Bullrich esperan un triunfo contundente en la PASO. «Es la provincia donde más diferencia podemos hacer, con el agregado de que juega Schiaretti también como candidato y eso lo puede debilitar a Rodríguez Larreta», es el comentario que viene surgiendo desde hace varias semanas, relativo a un padrón de tres millones de personas, el segundo más potente del país. Creen además, que los movimientos fallidos del jefe de Gobierno por sumar al gobernador cordobés a Juntos por el Cambio le jugaron en contra dentro del votante propio.
Santa Fe es una gran incógnita para Bullrich, que tiene mucha confianza de hacer valer su discurso de «coraje y fuerza» para iniciar el cambio en una provincia que tiene a la inseguridad como la problemática número 1 para resolver, debido a que se encuentra sumida en la lucha contra el narcotráfico desde hace tiempo. El acto del miércoles, por eso, será en Rosario, la ciudad más poblada de una provincia que, como Córdoba, nuclea a un 8% de los empadronados.
En la Ciudad la confianza de Bullrich y su equipo también es mayúscula. «Le vamos a ganar la elección a Larreta, aunque él sea el jefe de Gobierno», se jactan, imaginando no obstante una disputa de mucha paridad en un distrito que aglutina al 7% de los votantes.
En el entorno de Bullrich creen que un punto a favor de «La Fuerza del Cambio», la lista que ella encabeza, será la participación en lugares importantes de miembros de la sociedad civil, que no vienen de la política tradicional.
«Incorporamos a personas como Beto Brandoni y Maximiliano Guerra», dice, citando dos ejemplos de ello, el precandidato a tercer diputado nacional por la Ciudad, Damián Arabia, una de las personas de mayor confianza para la ex ministra de Seguridad. En el caso de Brandoni, competirá por un lugar en el Parlasur, mientras que Guerra liderará la boleta de diputados porteños, después de sumarse con el respaldo de Silvana Giudici, la titular de la Fundación LED, que irá cuarta en la lista.
La cuenta regresiva ya empezó, y sólo queda un domingo en la mira, el de la elección. Para Bullrich, aunque no lo diga públicamente, ya es un triunfo haber llegado hasta el final y protagonizar un mano a mano con Larreta, dejando atrás al menos una decena de dirigentes importantes que aspiraron por competir. Habrá que ver si todavía hay lugar para una convicción íntima que tiene y que trasciende cualquier encuesta: que el 22 de octubre la candidata a presidenta de Juntos por el Cambio será ella.