Por Luciana Mangó y Daniel Zecca
La diputada Florencia Carignano es dueña de un estilo político que no repara en las sutilezas. Dice lo que tiene que decir, de la manera más simple posible, como en aquella sesión en la que debatió con Gerardo Milman, investigado en la causa por el intento de asesinato de Cristina Fernández de Kirchner, donde además se hizo famoso el latiguillo «callate vos, gato», cuando cruzó a una diputada libertaria que la interrumpía en el uso de la palabra. Hija de un conocido dirigente peronista santafesino, Florencia se referencia en La Cámpora, y estuvo a paso de liderar una lista de diputados nacionales de cara a la elección del 26 de octubre, hasta que el peronismo logró abrochar la unidad detrás de Caren Tepp. Sobre esa elección, advierte que el peronismo «va a dar el batacazo y va a salir primero, porque del otro lado no hay nada». A la hora de analizar la política nacional, cree que «el gobierno está en una gran crisis política, pero además en una gran crisis económica». Si tiene que medir importancias, elige como determinante la económica: «Todos los días nos enteramos de dos o tres fábricas en el país que cerraron, suspendieron o echaron gente». Para Carignano, «el gobierno se está cayendo a pedazos» y «la coima es generalizada».
—Cobraste mucha notoriedad con aquella sesión donde plantaste unos dichos muy fuertes, durante un cruce con Gerardo Milman. Y toda esa agenda que en ese momento empezaba a querer circular con más fuerza –el gobierno había bloqueado muchos intentos vinculados a la agenda de corrupción, incluso la económica– también empezó a resquebrajarse desde la acción del Parlamento, donde tuviste una acción que fue muy visible. ¿Cómo estás viendo hoy al gobierno nacional frente a un escenario que se plantea de crisis en términos económicos y políticos?
—Mira, creo que en aquel momento empezamos a llamarle a las cosas por su nombre. Es que los veíamos del otro lado y eran una comparsa. Eran, por ser delicados, cualquier cosa menos dirigentes políticos o dirigentas políticas que tengan ganas de discutir algo. Porque vos podés estar a favor o en contra, pero tenés que poder dar la discusión. Y cuando evitas darla porque empezás a gritar o hacés el show que ellos hacen todos los días, es muy difícil poder discutir. Cuando vos estás hablando y te interrumpen para que no hables, para que no digas las cosas que les molestan, y vos en algún punto remarcás lo que son –porque te puede gustar más o menos–, pero lo que yo dije ese día son adjetivos calificativos que los describen a ellas y a ellos, a todos y cada uno de los que están ahí sentados.
Y después salió Lilita (Carrió), después salieron otros, después salió Ofelia Fernández incluso a decir: «Ahora me van a tener que pedir perdón a mí, que me criticaban por ser la primera legisladora más joven, y resulta que ahora la política está llena de gatos». Bueno, no es una cosa que haya sido sin querer queriendo, como decía el Chavo. Ha sido a propósito y está siendo a propósito. Vos hoy ves las listas como están conformadas de La Libertad Avanza y está la reina de la Sandía, una ex vedette… Bueno, todo es como para hacer circo y no hablar de los temas importantes –como la Ley de Emergencia en Discapacidad, las jubilaciones, ¿qué pasa con el oro en la Argentina?–. Hoy (por el viernes) nos desayunamos a la mañana con que la Auditoría General de la Nación está pidiendo informes al Banco Central sobre el oro de los argentinos, que no sabemos ni dónde está, ni qué pasó con ese oro, a dónde se lo llevaron; que está pidiendo informes sobre la deuda internacional y no se los quieren dar.
Bueno, ponen a todo este elenco móvil a gritar, a patalear y a agarrarse de los pelos para distraernos de lo que realmente está sucediendo. Hoy el gobierno está en una gran crisis política, pero además en una gran crisis económica. No pueden solucionar la crisis política porque son torpes, y lo que hacen es judicializar la política. Judicializar la política es meter una demanda, una acción, un amparo para que los periodistas no hablen. Pero, a ver, ¿de qué tenés miedo que hablen? Hay un problema ahí, que es que se te está cayendo a pedazos el gobierno.
Los propios (miembros del gobierno) están filtrando audios donde indican que Karina Milei está cobrando el 3 por ciento en todas las dependencias –en algunas más, en algunas menos– pero están saltando problemas de corrupción. Incluso en Cancillería hay denuncias de chinos que les cobran coimas en los consulados para las visas. La coima es generalizada. Y de repente nos enteramos de que hay un audio de Karina Milei, que es básicamente Milei, porque que no podés escindir uno de otro. Y en vez de aclarar el tema, lo que hacen es prohibir que se pasen. No, cuando vos prohibís algo es peor todavía. porque te dan más ganas de saberlo y porque sospechás aún más de que haya una veracidad y de que haya cosas muy importantes que efectivamente hay en esos audios que no quieren que los argentinos sepamos, como los audios de (Diego) Spagnuolo, el abogado íntimo de Milei, donde no niegan directamente que sea él el que habla. Lo echaron por decir que Karina cobraba un 3% y que cuando fue a verlo Milei, no hizo nada.
Entonces están en una crisis que no saben cómo solucionarla y piensan que la solución es agarrar algún juez que está con problemitas de papeles –un juez federal que tiene varias denuncias en el Consejo de la Magistratura por acoso, y una de las que lo denuncia es la misma hija del jefe de Gabinete, Francos–. Es todo ridículo. Pero cuando agarran a jueces flojos de papeles porque están a punto de echarlo, y ese juez es el que le frena el audio para que no se sepa lo que dijo Karina Milei, vemos que está todo en una gran –vuelvo a decirlo– en una gran crisis política. La crisis política no serían tan grave si no hubiese una crisis económica tan grande como la que existe actualmente, producto de que tuvieron que intervenir en el mercado del dólar, algo que ellos lo tenían como una religión: el no intervenir, la libertad de que los mercados fluyan, que el dólar fluya. Incluso le habían prometido al Fondo Monetario Internacional que no iban a tocar esto, y ahora no llegan a octubre con los recursos que tienen. Y todos sabemos que cuando el dólar sube hay un problema con la inflación en la Argentina porque todo se traduce a los precios.
—Vos hablás de crisis política y crisis económica. ¿Cuál considerás hoy que está en el primer escalón? ¿Y qué desenlace pensás que puede tener la crisis política? Porque la económica, el desenlace puede ser que se desaten las variables, ya sabemos lo que pasa. La política, ¿por dónde transitaría?
—Yo creo que obviamente es muchísimo más importante la crisis económica, porque impacta en el bolsillo de los argentinos –pero ojalá fuese eso, en el bolsillo–, impacta en el trabajo de todos los argentinos. Todos los días nos despertamos viendo cómo hay trabajadores en una fábrica llorando porque los están echando, llorando que los suspenden. Todos los días nos enteramos de por lo menos dos o tres fábricas en el país que cerraron, que suspendieron, que echaron. Esos son argentinos que no tienen trabajo. Y me parece que la crisis económica es la que va a hacer despertar a aquellos argentinos que aún hoy todavía pueden llegar a pensar que el gobierno de Milei es la solución a algo, porque hay muchos que ya se ven estafados con que la casta al final eran ellos y no era lo que Milei decía que venía a tocar, que son sus amigos empresarios, que son los grandes grupos económicos. Hasta Techint está pensando en levantar la producción de acá y llevársela a Paraguay, lo que va a implicar que toda la parte de Villa Constitución, San Nicolás, va a ser una lágrima.
Entonces, el impacto de la crisis económica lo generaron ellos mismos, cuando empiezan a abrir indiscriminadamente las importaciones y empiezan a destruir la industria argentina: la industria en Santa Fe, por ejemplo, de maquinaria agrícola; la industria del calzado; la industria del acero; todo está abierto y desregulado y no hay ningún tipo de protección hacia ningún sector económico. Bueno, los sectores económicos generan el empleo de los argentinos. Si no empezamos a cuidar, como hace Trump –el gran ejemplo de Milei– los sectores económicos que más necesitan del cuidado del Estado, pasa esto: que todos los días nos vemos con que una fábrica en Rafaela, otra en el Parque Industrial de Santa Fe, todos los días en el Gran Buenos Aires, en Córdoba, todos los días hay alguien, una empresa que se funde, que se funde y que deja gente en la calle.
La crisis económica es más importante que la crisis política, porque claramente en eso se va la vida de los argentinos, la posibilidad de que haya un futuro en ese trabajador que hasta ayer tenía trabajo, podía pagarse el alquiler y podía, a lo mejor, pagarle al hijo, ayudarlo para que estudie en Rosario o en Santa Fe. Bueno, esa persona está trayendo a ese chico, ese chico está dejando de estudiar en la universidad, esa persona no sabe cómo va a subsistir a fin de mes porque no hay trabajo. No hay trabajo. La economía no está funcionando, la cadena de pagos se está cortando. Entonces, la crisis económica es fundamental.
Ahora, si a eso lo acompañamos además de una gran crisis política donde la gente dice: «Che, me están echando, me están recagando, porque al final yo lo que voté era todo una mentira, pero encima veo que se la están llevando, que Karina se lleva el 3%, y encima me dicen que no hay plata para los remedios, encima me dicen que no hay plata para aumentar las jubilaciones y veo que se la están llevando». Lo que pasa es que plata hay, el problema es que se la están llevando. Entonces, ahí es donde la gente dice: «Pará, yo me estoy quedando sin laburo y esto es todo coima, todos se la están llevando, es un robo generalizado».
—¿Cómo impacta todo este escenario en el Congreso?
—Creo que en el Congreso se ve claramente: en cada una de las votaciones cada vez hay más diputados y diputadas a los que les da vergüenza votar junto a La Libertad Avanza/PRO, que es lo mismo –se fusionó–. Al fusionarse perdieron la identidad y perdieron los votos propios. Pero inclusive los propios diputados del PRO, algunos, están diferenciándose y ya muchos votaron en contra del veto de discapacidad. Ya están marcando diferencias ellos mismos del otro lado. Y ahí está todo el bloque del medio que ya directamente no quieren saber nada ni negociar, porque además son tan burdos, tan brutos políticamente, que encima dejaron un montón de heridos. Los mismos que le venían votando todas las leyes, llámese (Rodrigo) De Loredo, etcétera, etcétera, al que dejaron afuera de las listas. Entonces, al mismo tipo que te estaba sosteniendo el gobierno con su voto, lo cagaste, hablando mal y pronto, para poner un desconocido, y ahora no te va a votar nada. Entonces, cada vez se les complica más llegar.
Entonces, ¿qué le pasa ahora? El gobierno dice: «Bueno, voy a judicializar la Ley de Emergencia con Discapacidad, no la quiero aplicar». Bueno, pero primero decime, a ver, decime que la plata está, que se la estaban llevando, que el laboratorio Suizo Argentina diga adónde puso la coima, porque vos estás diciendo que no querés esa ley porque no hay plata y a la vez salta todo el escándalo de coimas.
—¿Cómo ves todo este panorama en la expresión más común que tienen los ciudadanos, que es ir a votar, en lo que van a ser ahora las elecciones en Buenos Aires?
—Lo importante es que estamos todos, desde todos lados, intentando decirle a la gente que no da lo mismo ir a votar que no ir a votar. No nos pueden quitar la única herramienta que tenemos todos de cambiar la realidad, que es el voto. Se puede estar enojado con alguien, pero no sirve de nada que se queden en su casa. El voto expresa, el enojo hay que canalizarlo con el voto. Votar a quien le parezca que puede mejor representar sus intereses. Pero ese día hay que ir a votar, porque cuando la gente deja de ir a votar pasó lo del 2001. Y estos números que fueron indicándonos varias provincias, sobre todo la nuestra, Santa Fe, de una muy baja participación electoral, bajísima, son los mismos números que predijeron lo que se venía en el 2001. O sea, previo al 2001, la baja en la participación, sobre todo en Santa Fe y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, eran exactamente estos números.
Si nosotros nos guiamos por los números de la baja participación, vamos hacia un escenario podríamos decir del 2001, aunque diferente, porque en el 2001 no existía la AUH, no había contención social. Los sectores más desfavorecidos no tenían realmente dónde apoyarse; hoy tienen un piso de contención social que se generó durante los 12 años del gobierno de Néstor y Cristina, que hace que por lo menos subsistan.
Lo que tenemos que volver a generar y estamos tratando de generar y comunicar es volver a representar, decir: «Mira, hay un partido que votó todo en contra de Milei, hay un partido que no le hizo el juego nunca, hay un partido que no se vendió, que desde el primer día viene rechazando este modelo económico con el que te cuesta llegar, no a fin de mes, al día 5 del mes». Entonces, hay algunos dirigentes, hay partidos, que se están oponiendo y contándole a la gente que por un voto, por un diputado, muchas veces se nos caen las sesiones en la Cámara de Diputados y no podemos tratar, por ejemplo, el aumento jubilatorio. Por un voto lo perdés, por un voto lo ganás, por un voto no lo podés tratar porque no bajan a sentarse.
Entonces es fundamental votar diputados y diputadas que se sepa que no se van a vender fácilmente, que siempre estuvieron en el mismo lugar. Eso me parece que es lo importante.
—Hablando de ese tema, fuiste parte del armado del peronismo para las listas de candidatos a diputado nacional, tanto que en algún momento se te nombró como líder de una de las posibles listas. Finalmente terminó todo confluyendo en una unidad con casi todos los sectores adentro. Me gustaría que me des tu sensación de cómo fue ese proceso y cómo imaginás la campaña que está arrancando.
—Fue, como en todos los cierres, difícil ponerse de acuerdo. Nosotros pretendíamos poder encarar estas elecciones con una renovación y con unidad. Por supuesto, al no haber unidad en un primer momento dijimos: «Bueno, si todos van a jugar, ¿por qué no vamos a jugar?». Pero nunca fue nuestra idea romper la unidad, sino al contrario, fuimos partícipes fundamentales y necesarios para la lista que se creó de unidad, y estamos contentos de que la encabece Caren Tepp, con quien nos hemos sentado a hablar. La verdad que ambas pensamos que la política tiene que ser diferente, pensamos que tenemos que impulsar nuevas ideas de hacer política, cómo hacer política y nuevas caras. La gente ya también se cansa muchas veces de ver siempre lo mismo y que no haya un resultado.
Nosotros hicimos todo para que suceda esta renovación. De hecho, conformamos la lista, así que estamos militándola. Nuestra candidata de nuestro espacio es Alejandrina Borgatta, que es una concejal que ganó la interna del Partido Justicialista en Villa Constitución, que salió segunda –primero salieron los libertarios y segunda salió el Partido Justicialista, con ella a la cabeza–. Me parece que es una compañera que expresa esto de decir: «Bueno, pongamos compañeros y compañeras que vengan de algún recorrido, que sepan de qué se trata, de qué se hablan las cosas». Iría por el tercer mandato de concejal, o sea, que es una compañera comprometida con lo que está pasando, sobre todo en Villa Constitución, que es uno de los lugares más afectados de la provincia. Nos pareció que tenía que representarnos a nosotros en la lista y estamos yendo acompañando a todos los sectores que están en esa lista porque entendemos que somos la mejor opción cuando decimos Fuerza Patria. Es el espacio que nunca se vendió, el espacio que siempre votó de acuerdo a las convicciones, que siempre votó a favor de la gente. No nos van a encontrar que hayamos fallado en una. Puede gustarte más o menos el peronismo, pero desde que asumió Milei siempre, en todas las votaciones, todos nuestros diputados estuvieron votando correctamente al lado de los sectores que más necesitaban el apoyo de los diputados.
Así que creo que es una linda lista para militarla, que tengo mucha fe en que en la provincia de Santa Fe va a dar el batacazo y el peronismo va a salir primero, porque del otro lado no hay nada. Porque del otro lado está La Libertad Avanza, que no sé ni el nombre del dirigente –no es porque lo menosprecie, pero creo que es una persona de confianza de alguien–. Poner personas de confianza y no poner personas que tengan alguna trayectoria, alguna experiencia, después nos lleva al Congreso a las Lemoines de la vida, estos personajes nefastos. Y aparte con un gobierno nacional que se está cayendo a pedazos.
Y del otro lado tenemos a (Gisela) Scaglia, que es del PRO, que es lo mismo. El PRO es un partido que le pertenece a Milei. Si se lo explicás a alguien no sé si lo va a entender: ¿que el PRO encabeza una lista en contra de La Libertad Avanza cuando el PRO en la provincia de Buenos Aires y en todo el país va en conjunto con LLA? Cuando las cosas no son nítidas, la gente no lo vota, no lo entiende. Que el PRO diga: «Nosotros con Milei nada». Para poder creerle que es oposición. Y hasta ahora no lo dice. Ni siquiera ha condenado los casos de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad. Dice: «Bueno, hay que ver». No hay que ver nada, estamos escuchando los audios.
No se puede votar a alguien que acaba de hacerse opositor y que ni siquiera sabe definir cuál es su posición. Para votar oposición a Milei, hay que votar los candidatos de Fuerza Patria, no hay otra. Todo lo demás después se va a volver a juntar en el Congreso y van a votar en contra de la gente.