El Parlamento de Iránha votado a favor de cerrar el estrecho de Ormuz, un paso marítimo estratégico por el que transita aproximadamente el 20% del petróleo mundial.
Esta decisión, que podría bloquear exportaciones valoradas en unos 1.000 millones de dólares diarios, aún requiere la aprobación del Consejo Supremo iraní, cuya resolución se espera para esta misma noche, según la televisión estatal Press TV.
La medida surge como respuesta a recientes ataques de Estados Unidos contra instalaciones nucleares iraníes, en una escalada que las autoridades iraníes aseguran se implementará »cuando sea necesario».
El estrecho de Ormuz conecta el Golfo de Omán con el Golfo Pérsico y es uno de los principales cuellos de botella energéticos del mundo. Tiene una anchura de apenas un poco más de 30 kilómetros en su punto más estrecho, con canales de navegación de menos de dos millas por sentido.
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Esta configuración geográfica lo hace especialmente vulnerable a ataques, minas submarinas y amenazas desde la costa.
Irán ha señalado que su estrategia más probable sería una ofensiva asimétrica, evitando un bloqueo naval frontal y recurriendo a tácticas como el minado rápido de las rutas de navegación y el lanzamiento de misiles antibuque desde baterías móviles costeras, como los sistemas Ghader y Nasir, con un alcance de hasta 300 kilómetros.
Pese a estas amenazas, Irán carece de autoridad legal para cerrar el estrecho, considerado aguas internacionales, y cualquier intento de interrumpir el tráfico marítimo podría desatar una fuerte respuesta militar, particularmente por parte de la Quinta Flota de Estados Unidos, que patrulla la zona junto a otras armadas occidentales.
El área está bordeada por Irán al norte y por Omán y los Emiratos Árabes Unidos al sur, y es clave para la exportación de petróleo de países como Arabia Saudita, Irak, Kuwait, Catar, Irán y los Emiratos.
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Los países asiáticos serían los más afectados en caso de una interrupción del tránsito, ya que la mayor parte del crudo que importan, especialmente China, India, Japón y Corea del Sur, pasa por el estrecho.
China, en particular, es el mayor comprador de petróleo iraní y un socio estratégico de Teherán que ha protegido al país en el Consejo de Seguridad de la ONU mediante su poder de veto.
No obstante, un cierre de Ormuz también perjudicaría gravemente a la propia economía iraní, que depende de este paso para sus importaciones vitales.
Históricamente, Irán ha recurrido a tácticas similares para ejercer presión. En abril del año pasado, capturó un buque vinculado a Israel cerca del estrecho, y en 2023 incautó un petrolero con destino a Estados Unidos, alegando una colisión previa.
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En 2022, retuvo durante seis meses dos buques griegos, en represalia por la confiscación de crudo iraní por parte de Grecia y Estados Unidos.
Asimismo, los hutíes en Yemen, aliados de Irán, han demostrado ser capaces de interrumpir el tráfico marítimo en el estrecho de Bab el-Mandeb, que conecta el mar Rojo con el golfo de Adén, mediante misiles, drones y ataques cibernéticos.
Estas acciones lograron reducir en junio el tráfico marítimo en la zona hasta un 70% respecto al promedio de 2022 y 2023. Como consecuencia, muchos operadores navieros se han visto obligados a desviar sus rutas alrededor del cabo de Buena Esperanza en África, encareciendo y alargando significativamente los trayectos entre Asia y Europa.
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