El esqueleto parcialmente fosilizado mide aproximadamente 3,6 metros de longitud y apareció curvado entre los sedimentos. Los científicos hallaron huesos de aletas dispersos en las cercanías y marcas de mordidas probablemente dejadas por tiburones antiguos, lo que revela detalles sobre la vida y muerte del ejemplar.
Pequeñas piedras negras descubiertas cerca del estómago de la criatura podrían ayudar a los científicos a determinar las rutas que transitó durante su vida, proporcionando información valiosa sobre su comportamiento y entorno. Estos elementos constituyen pistas fundamentales para reconstruir su historia natural.
En el Laboratorio Paleo del Museo Perot, el personal de científicos trabaja arduamente en la limpieza y conservación de los antiguos huesos, un proceso minucioso que podría extenderse durante varios meses. «Cuando tengamos mejores vistas de parte de la anatomía, determinaremos si podemos identificar la especie de plesiosaurio», añadió Tykoski.
Hallazgos que revelan la prehistoria
Para Schliesing, quien comenzó a buscar fósiles hace apenas cinco años, este descubrimiento superó todas sus expectativas. «No sabía cuán potencialmente significante era. Entendía la importancia de preservar algo así para la ciencia», comentó al periódico. «Nunca soñé que haría algo semejante».
Este descubrimiento no representa un caso aislado en la entidad. En 2023, científicos de la Universidad de Texas en Austin desenterraron huesos de otra criatura acuática similar en las Montañas Malone, ubicadas en el oeste del estado.