En las últimas horas, los afiches de la serie aparecieron intervenidos con las fotos del autor del clásico detrás del tanque de Netflix, Héctor Germán Oesterheld, y sus cuatro hijas, secuestrados y desaparecidos por la última dictadura
El dibujante Miguel Rep fue uno de los primeros en las últimas horas, aunque luego se hizo viral, en hacer público un hecho atroz de la historia reciente que reaparece en los primeros planos a partir del estreno en Netflix de este martes de la aclamada serie El Eternauta.
Para que el mundo sepa. Cuatro hijas y su padre.
La inmediatez popular y la necesidad de justicia.No tengo los créditos de la foto me llevo x WhatsApp.#eleternauta #Oesterheld pic.twitter.com/Xy9V4Q9ztC
— Rep (@miguelrep) April 30, 2025
“Para que el mundo sepa. Cuatro hijas y su padre. La inmediatez popular y la necesidad de justicia”, escribió en sus redes el reconocido artista gráfico acerca de una pegatina en Buenos Aires con las fotos sobre los afiches de la serie del escritor Héctor Germán Oesterheld y sus cuatro hijas, víctimas de la última dictadura cívico-militar, y en un contexto de país donde se intentan desestimar las políticas de derechos humanos que terminaron con muchos de los genocidas juzgados y presos de por vida.
Todo lo que hay que saber acerca de la serie «El Eternauta» a horas de su esperado estreno en la plataforma Netflix
La mente detrás de El Eternauta fue Héctor Germán Oesterheld, guionista y militante político, desaparecido a manos de la última dictadura cívico-militar en Argentina junto con sus hijas, también militantes, una historia que le da a este estreno en Netflix, donde la serie de seis capítulos protagonizada por Ricardo Darín ya está arrasando, un tono muy diferente.
Oesterheld y sus hijas militaban en Montoneros y por aquellos años oscuros vivían en la clandestinidad. El 19 de junio de 1976, a poco del golpe del 24 de marzo, Beatriz Oesterheld, la menor de las hijas del matrimonio entre el escritor y guionista y Elsa Sánchez, fue a la Villa La Cava en San Isidro. Nunca llegó. Su madre presentó un habeas corpus y el 7 de julio y le entregaron el cuerpo en una comisaría de Virreyes. Por entonces, Beatriz tenía 19 años.
Un mes más tarde, el 7 de agosto, Diana Oesterheld, de 23 años, fue secuestrada en San Miguel de Tucumán. Se la llevaron con su hijo Fernando, de un año y medio, que fue entregado a sus abuelos paternos. Raúl Araldi, pareja de Diana, fue asesinado un año más tarde. Ella estaba embarazada y se cree que pudo haber dado a luz en Campo de Mayo, de ser así, ese niño puede formar parte de los cientos de bebes sustraídos y aún sin su identidad de aquellos años.
El 27 de noviembre de 1976, las fuerzas represivas secuestraron a Marina Oesterheld, de 20 años, y su pareja, Oscar Seindus, en San Isidro. Ella estaba embarazada y también se cree que, como su hermana Diana, el parto pudo haber sido en Campo de Mayo. Ella y Seindus continúan desaparecidos.
📣¿Sabías que dos nietas o nietos del creador de #ElEternauta son desaparecidos que podrían estar con vida?
➡️A horas del estreno de la serie El Eternauta, te contamos la historia de la familia de Héctor Germán Oesterheld, masacrada por el terrorismo de Estado: pic.twitter.com/ErtB3kfyul
— H.I.J.O.S. Capital (@hijos_capital) April 30, 2025
Estela Oesterheld, la mayor de las hermanas, tenía 25 años cuando fue asesinada en Longchamps el 13 de diciembre de 1977 junto con su pareja, Raúl Mórtola. También transitaba un embarazo de cuatro meses y tenía un hijo de tres años y medio, Martín.
Se sabe que ese niño, Martín, fue el último de la familia que vio con vida al autor de El Eternauta. Su abuelo había sido secuestrado el 27 de abril de 1977 en La Plata, cuando ya había sido asesinada Beatriz y estaban desaparecidas Diana y Marina.
El pequeño Martín fue llevado por los militares tras el asesinato de sus padres y, antes de ser restituido a su familia, estuvo con su abuelo en un centro clandestino de detención. Se estima que Oesterheld pasó por El Vesubio y que fue asesinado en algún momento de 1978.
Elsa Sánchez, la compañera de vida del autor, se reencontró con sus dos nietos y, sumada a las Abuelas de Plaza de Mayo, no paró en la búsqueda de los dos niños nacidos en centros clandestinos de detención hasta su fallecimiento en 2015, a los 90 años.