viernes, 25 abril, 2025
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Por primera vez, hay evidencia arqueológica de un combate entre un gladiador y un león

Durante el Imperio Romano, en los anfiteatros se acostumbraba realizar el damnatio ad bestias, la condena a muerte de los delincuentes al enfrentarse en una lucha con grandes felinos. Así lo muestran las películas del género y muchas grandes pinturas, basadas principalmente en textos históricos y arte de la época romana. Pero hasta hoy esos eran los únicos indicios que teníamos de que realmente se habían producido este tipo de espectáculos públicos. Ahora la arqueología nos acerca evidencia y algunos detalles.

Las marcas de mordedura halladas en el esqueleto de un gladiador romano constituyen la primera evidencia arqueológica de combate entre un humano y un león, según indicaron los expertos.

Los restos fueron descubiertos en 2004 durante una excavación en Driffield Terrace, York (Reino Unido), un yacimiento que se considera el único cementerio de gladiadores romanos bien conservado del mundo.

El examen forense del esqueleto de un joven reveló ahora que los agujeros y las marcas de mordedura en la pelvis probablemente fueron causados por un león.

El profesor Tim Thompson, experto forense que dirigió el estudio, afirmó que esta es la primera «evidencia física» de gladiadores luchando contra grandes felinos.

«Durante años, nuestra comprensión de los combates de gladiadores romanos y los espectáculos con animales se ha basado en gran medida en textos históricos y representaciones artísticas», declaró.

Agregó que este descubrimiento «proporciona la primera evidencia física directa de que tales eventos tuvieron lugar en ese período, lo que redefine nuestra percepción de la cultura del entretenimiento romano en la región».

Una «autopsia» tras dos milenios

Los expertos utilizaron nuevas técnicas forenses para analizar las heridas, como escaneos 3D que mostraron que el animal había agarrado al hombre por la pelvis. «Pudimos determinar que las mordeduras ocurrieron aproximadamente en el momento de la muerte», afirmó el profesor Thompson, de la Universidad de Maynooth (Irlanda).

Por lo tanto, «no se trató de un animal que tratara de comérselo después de morir»; sino que las heridas «están relacionadas directamente con su muerte», sostuvo.

Además de escanear la herida, los científicos compararon su tamaño y forma con muestras de mordeduras de grandes felinos del Zoológico de Londres. «Las marcas de mordedura de este individuo en particular coinciden con las de un león», indicó Thompson.

Thompson añadió que la pelvis «no es el lugar donde normalmente atacan los leones, por lo que creemos que este gladiador luchaba en algún tipo de espectáculo y estaba incapacitado, y el león lo mordió y lo arrastró por la cadera».

El esqueleto, de un hombre de entre 26 y 35 años, había sido enterrado en una tumba con otros dos y recubierto con huesos de caballo. Análisis previos de los huesos apuntaron a que se trataba de un «bestiarius», un gladiador enviado al combate con bestias.

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Una «vida corta y brutal»

Malin Holst, profesora titular de Osteoarqueología de la Universidad de York, afirmó que en 30 años de análisis de esqueletos «nunca había visto algo parecido a estas marcas de mordeduras».

Además, afirmó que los restos del hombre revelaban la historia de una «vida corta y bastante brutal». Sus huesos estaban moldeados por músculos grandes y poderosos, y había evidencia de lesiones en el hombro y la columna vertebral asociadas con el trabajo físico duro y el combate.

Holst, que también es directora general de la firma York Osteoarchaeology, apuntó: «Es un hallazgo sumamente emocionante, porque ahora podemos comenzar a construir una mejor imagen de cómo eran estos gladiadores en vida».

Los hallazgos, publicados en la revista académica PLoS One, también confirmaron la «presencia de grandes felinos y posiblemente otros animales exóticos en los predios de ciudades como York, y cómo ellos también tuvieron que defenderse de la amenaza de la muerte», afirmó.

Los expertos afirmaron que el descubrimiento reforzó la hipótesis de que existió un anfiteatro en la York romana, aunque aún no se ha encontrado, y que habría albergado combates de gladiadores como forma de entretenimiento.

La presencia de distinguidos líderes romanos en York habría implicado que requerían un estilo de vida lujoso, según los expertos, por lo que no habría sido sorprendente encontrar evidencia de eventos de gladiadores, considerados una muestra de riqueza.

David Jennings, director ejecutivo de York Archaeology, afirmó: «Quizás nunca sepamos qué llevó a este hombre al predio donde creemos que luchó para el entretenimiento de otros, pero es notable que la primera evidencia osteoarqueológica de este tipo de combate de gladiadores se haya encontrado tan lejos del Coliseo de Roma, que habría sido el estadio Wembley del combate en el mundo clásico».

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