María Becerra siempre fue una artista de cercanía. No solo con sus fanáticos, sino con toda la gente que se permite conocerla un poco más. No solo por sus canciones que rompen fronteras, sino por esa manera tan genuina de abrirle la puerta de su vida a quienes la acompañan. Hoy, esa ventana se vuelve aún más significativa.
Cabe recordar que María atravesó hace unos meses un proceso de recuperación tras haber sufrido la pérdida de su segundo embarazo ectópico, que derivó en una cirugía de urgencia y en la suspensión de todos sus compromisos públicos. Una situación tan fuerte como inesperada que puso todo desde otra perspectiva.
Lejos de los escenarios, María encontró refugio en su hogar, su pareja y, sobre todo, en su gran amor por los animales. Quienes la siguen en redes saben que su conexión con ellos va mucho más allá de las fotos bonitas: es una militante activa de la adopción y tiene en su hogar una verdadera manada. Junto a J Rei, comparten la convivencia con más de cinco perros adoptados y varios gatos que llenan de vida cada rincón.
María y J Rei, que viven juntos hace ya un tiempo, prefieren mantener su intimidad a resguardo, pero de vez en cuando dejan que se filtren detalles de ese mundo que comparten. Y lo que se ve es un escenario que parece pensado para el bienestar tanto humano como animal: una mansión moderna, minimalista, de dos plantas, donde los espacios son amplios y la luz natural entra a raudales.
LOS DETALLES DE LA CASA DONDE MARÍA BECERRA VIVE CON SU PAREJA
En el living, el blanco de las paredes domina la escena. Un espejo gigante refleja la calidez del lugar, acompañado de un televisor, cuadros y un sillón enorme que se convierte en punto de encuentro para descansar junto a los animales. En el otro extremo, una mesa de madera grande y robusta invita a largas charlas o comidas en compañía.
Las enormes ventanas con cortinas blancas conectan el interior con el exterior, y una escalera de vidrio -en sintonía con la estética minimalista- conduce al piso superior. Allí, lejos del ruido, María recupera energías y deja que el tiempo y el cariño de los suyos hagan su trabajo.
En este presente tan especial, la artista elige mostrar que, aunque las heridas tardan en sanar, siempre hay un refugio posible. Y para ella, ese refugio está hecho de amor, música, y la lealtad silenciosa de quienes nunca la dejan sola: sus animales.