miércoles, 20 agosto, 2025
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Piden prisión perpetua para cuatro acusados de matar a un nene de 11 años en barrio Los Pumitas

El crimen de Máximo Jerez, el nene de 11 años que fue asesinado en una balacera el 5 de marzo de 2023 cuando jugaba en la vereda con sus primos, expuso por su crudeza y el estallido de bronca de sus vecinos cuáles eran las disputas entre bandas por el control de búnkers que aquejaban al barrio Los Pumitas. En una audiencia previa al juicio oral por el caso, el fiscal Adrián Spelta solicitó que sean condenados a prisión perpetua cuatro de los cinco acusados, considerados parte de una organización con su jefe en prisión que dispararon para dejar un mensaje a sus rivales.

El atentado a tiros en el que asesinaron al nene de la comunidad Qom y fueron baleados tres de sus primos desató una pueblada cuando los vecinos, tras el funeral, derribaron a golpes tres casas a las que apuntaban como búnkers de drogas. Dos eran viviendas de Los Salteños, como se conoce a la familia Villazón, a quienes estaba dirigido el ataque. Los atacantes respondían a Alex “Araña” Ibáñez, un preso de Piñero que la tarde previa al crimen había estado visitando a su familia durante una salida transitoria.

Los disparos partieron de un Honda Civic negro. Ese auto —sumado a los relatos de vecinos, declaraciones de los Villázón y testigos de identidad reservada— fue clave en la detención de las cinco personas que irán a juicio por el caso. El fiscal presentó la acusación contra el grupo este lunes durante una audiencia preliminar al debate, de fecha a fijar. El juez Hernán Postma admitió el planteo y mantuvo la prisión preventiva de los acusados, que fueron implicados en el caso en distintas etapas a medida que eran detenidos.

Las perpetuas

Maximiliano “Catino” Castillo y su hermano Nicolas “Macuá” Castillo fueron de los primeros en caer, dos días después de la muerte Maxi, en medio de la conmoción social por el crimen. Los dos son primos de “Araña”. Macuá era el titular del auto Honda Civic. En roles inversos a los que les habían adjudicado en la imputación, Spelta acusó a Catino como el conductor del auto y a su hermano como uno de los tiradores.

Los otros acusados por los disparos son Ezequiel Miguel Godoy y Nicolás Torres, este último sindicado como un soldado de Araña y detenido a fines de abril de ese año. Para los cuatro el fiscal pidió penas de prisión perpetua como coautores de un homicidio calificado por el acuerdo previo entre varias personas y otros tres delitos idénticos en grado de tentativa, además de la portación ilegal de armas.

El quinto acusado es el taxista Gustavo Marcelo Borda. Al momento del hecho cumplía una condena a 5 años y medio de prisión por participar en el asesinato de Ticiana Espósito, una nena de 14 años baleada por error en 2020 cuando lavaba los platos en su casa. Compartía pabellón con Araña, condenado a 3 años y medio por ocultar el arma usada en ese crimen.

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Para él pidió una pena de 4 años y 6 meses de prisión por ordenarles a sus familiares, desde prisión, que ocultaran en el garaje de su casa de Campodónico al 32000 el Honda Civic. El auto del que los allegados al Salteño no quisieron desprenderse tras el atentado. Su esposa y dos hijos ya habían sido condenados en abreviados a 2 años y medio de prisión por colaborar con la maniobra.

Bandas en disputa

Este grupo, según la investigación, estaba ligado al piloto civil Julio “Peruano” Rodríguez Granthon, condenado como proveedor de drogas de Los Monos, quien compartió con “Araña” el pabellón 9 de Piñero antes de su traslado a una cárcel federal.

La banda estaba enfrentada por la venta de drogas con Cristian “Salteño” Villazón, a cuya familia iba dirigido el ataque que terminó con la vida de Máximo. Este hombre también estaba preso —cumple 15 años de prisión por un triple crimen que tuvo entre las víctimas a una beba de 1 año— pero en el barrio aseguraban que seguía dirigiendo el negocio desde la cárcel. Según la pesquisa, estaba ligado a Francisco “Fran” Riquelme, lugarteniente del empresario narco Esteban Alvarado en la zona noroeste.

Así, se estableció que al rociar de tiros la cuadra de Cabal al 1300 bis la gente del Araña buscaba dejar un mensaje Los Salteños, con domicilio a unos metros. La calurosa madrugada del domingo 5 de marzo de 2023 el auto negro con vidrios polarizados merodeó por el lugar y a la 1.30 sus ocupantes abrieron fuego.

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En la línea de tiro estaba Máximo, que jugaba con sus primos frente a su casa. Su familia, ajena a disputas por el narcomenudeo, pertenece a la comunidad Qom. El nene jugaba al fútbol en el club Los Pumitas y era alumno de la escuela bilingüe Cacique Taigoyé. Recibió un disparo en el pecho y murió desangrado. Tres de sus primos fueron heridos: Alexis, de 13 años, recibió un tiro en el pecho; Nahiara, de 2, en el brazo derecho; y Salomón, de 13, en la boca.

Estallido en Los Pumitas

Sin contener la bronca, el mediodía siguiente los vecinos se alzaron en una pueblada transmitida por televisión. Demolieron y vaciaron tres casas señaladas como quioscos de drogas. Dos de ellas eran de los padres del Salteño Villazón, detenidos en medio de la conmoción. La noche anterior habían amenazado a la familia de Máximo para que no los mencionaran en sus declaraciones. “Nosotros mandamos en el barrio. Te vamos a matar a vos y a todos. Te vamos a prender fuego la casa”

La situación se desmadró cuando un pariente de los Villazón, Walter Segovia, esgrimió un arma de fuego desde el techo. Escapó a la casa de al lado, apoyó una pistola semiautomática calibre 22 largo en la cabeza de la dueña y allí lo apresaron. A fines de junio pasado aceptó 18 años de prisión por ese incidente y por cometer el asesinato de Luis Alfredo Cañete, atacado a tiros cuando iba en moto el 20 de agosto de 2022 por Empalme Graneros.

Este muchacho declaró sobre el crimen de Máximo: “Dicen que pasó un auto negro con una metra. Se sabe que fueron los del Araña. Pasaron mirando las casas, no encontraron a nadie y se las agarraron con las criaturas”, dijo. Juan José Villazón, padre del Salteño, sostuvo que “la orden salió del pabellón 9 de Piñero. El que maneja todo ahí es el Peruano y el mensaje es que el barrio es de ellos”.

Más allá de esas referencias y los dichos de testigos reservados sobre el conflicto entre bandas, hubo aportes ciudadanos que, según el fiscal, ayudaron a aclarar el caso. Una persona que se escondió detrás de una planta cuando escuchó los disparos contó a quiénes vio en el auto desde el cual partieron los tiros. “El que manejaba era Macuá”, dijo. A unos cincuenta metros el auto se detuvo y los atacantes se fuero corriendo por los pasillos. “El hermano de Macuá corría y llevaba algo debajo de la remera”, añadió.

A eso se sumó el aporte fortuito de un vecino de Campodónico al 3200, cerca del límite con Pérez, que vio cuando guardaban el Honda Civic en un garaje de la cuadra. Una casa donde nunca había visto un vehículo. Sospechó que sería el auto usado en el crimen y llamó a la policía. Al día siguiente se recuperó allí el vehículo registrado a nombre de Macuá Castillo con una póliza de seguros y el boleto de compraventa en la guantera.

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