Marcela Tauro, que hace poco lanzó un polémico dato sobre la lista de “mujeres favoritas” que hay en Telefe esta vez reveló al aire una anécdota desconocida que dejó al descubierto una fuerte interna vivida en Intrusos, durante los años en que Jorge Rial era el conductor.
Todo surgió a raíz del escándalo con Bendita, programa que recientemente salió al aire sin conductor ni panelistas por un conflicto con el canal. En Intrusos, Paula Varela opinó que algo así no pasaría en América, pero Tauro no dudó en intervenir con una confesión inesperada.
“Eso acá una vez pasó”, dijo la panelista. Y enseguida relató que fue a fin de año, cuando ella, Marcelo Polino y Daniel Gómez Rinaldi todavía no habían firmado contrato y se acercaba el 1° de enero. “El gerente estaba en Punta del Este, y nosotros dijimos: ‘no salimos’. Nos plantamos”, contó.
En ese entonces, Luis Ventura estaba al frente del programa como conductor interino y, aunque expresó su apoyo al reclamo, les avisó que debía cumplir su rol al aire. “Nos dijo ‘estoy del lado de ustedes, pero tengo que hacer el reemplazo’”, relató Tauro, quien agregó con humor: “¡Casi nos echan!”
Finalmente, el conflicto no terminó en despidos, pero sí en un escándalo que generó mucha tensión con las autoridades del canal. “Se armó un lío bárbaro”, recordó. “Ahí uno aprende que la tele es la tele”, concluyó con resignación.
La charla entre los panelistas abrió la puerta a más recuerdos detrás de cámara. Adrián Pallares, actual conductor de Socios del espectáculo, recordó cuando en 2007 él, Rodrigo Lussich y Ángel de Brito fueron enviados a cubrir la temporada de Los Profesionales en Mar del Plata.
Según contó, los alojaron en condiciones precarias: “Nos daban dos toallas, unos jaboncitos y un departamento de dos ambientes. Había una cama grande y una chica. Tuvimos que pedir otra”. Mientras tanto, los gerentes del canal y otros talentos estaban cómodamente instalados en Torres de Manantiales.
“Pataleamos un poco y nos dieron algunas cosas, pero estuvimos un mes hacinados”, dijo Pallares, que cerró con una frase contundente: “Al final, siempre gana la empresa”. Con estas revelaciones, queda claro que muchas veces, detrás del brillo de la pantalla, hay negociaciones duras, roces con el canal y decisiones que se toman entre bastidores.
Historias como estas muestran que, aunque los programas de chimentos parezcan pura risa y escándalo ajeno, muchas veces los verdaderos conflictos están del otro lado de la cámara. Panelistas, conductores y productores también viven tensiones, luchan por sus derechos y se enfrentan a decisiones que definen su continuidad.