miércoles, 30 julio, 2025
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Hablar solo no es una rareza: qué dice la psicología al respecto

Aunque muchos lo ocultan, hablar en voz alta con uno mismo puede ser clave para la regulación emocional, la toma de decisiones y la concentración.

¿Sos de hablar solo? Aunque pueda parecer incómodo de admitir, este hábito es mucho más común de lo que se cree. Lejos de ser un signo de desequilibrio, la psicología moderna lo respalda como una herramienta poderosa para el bienestar mental y emocional.

Conversar con uno mismo en voz alta puede ayudarnos a ordenar pensamientos, reducir la ansiedad y encontrar claridad en momentos difíciles. Tanto la psicología cognitiva como la neurociencia coinciden en que verbalizar lo que pensamos activa procesos mentales que facilitan el enfoque y el autocontrol.

Una de las funciones más interesantes del llamado autodiálogo es lo que se conoce como distanciamiento psicológico. Al hablarnos como si fuésemos otra persona —por ejemplo, usando nuestro nombre o la tercera persona— logramos tomar una mayor perspectiva frente a situaciones complejas, lo que permite tomar decisiones más objetivas.

Estudios recientes también muestran que el tono del discurso interno importa: usar palabras alentadoras y compasivas con nosotros mismos fortalece la autoestima y reduce el estrés. En cambio, un diálogo interno negativo puede empeorar estados emocionales.

Incluso en áreas como el deporte, hablarse en voz alta puede marcar una diferencia. Frases como “vamos, seguí así” o “concentrate” son comunes entre atletas para mantener el foco y la motivación.

Un experimento realizado en Gales demostró además que leer instrucciones en voz alta mejora la concentración y la memoria operativa, en comparación con hacerlo de forma silenciosa. Escuchar la propia voz refuerza la comprensión y la ejecución de tareas.

En la infancia, este hábito también aparece de forma espontánea. Es frecuente que los niños hablen solos mientras juegan o aprenden, lo cual es considerado un recurso natural que potencia su desarrollo cognitivo.

En resumen, hablar solo no es una rareza, sino un mecanismo interno que puede optimizar el pensamiento, la gestión emocional y el rendimiento mental. La clave está en cómo nos hablamos: con respeto, paciencia y empatía, incluso cuando somos nuestra única audiencia.

Fuente: AMBITO

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