domingo, 27 julio, 2025
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Ozzy Osbourne: se apagaron las salvajadas y el genio del Príncipe de las Tinieblas

Juan Aguzzi

Lejísimo estaba en los últimos tiempos Ozzy Osbourne del momento en que fue el rostro de Black Sabbath –aún sin maquillaje, claro–, la poderosa banda de hard rock que definió una concepción propia del heavy metal y que fue una de las artífices del rock pesado de fines de los sesenta. La fuerza integradora de Black Sabbath pudo verse en sus voces y modos de interpretación, el estilo y actitud, que producirían una revolución sonora capaz de influenciar a no pocas bandas en las décadas siguientes.

John Michael Osbourne o el “Príncipe de las Tinieblas”, como sería conocido después, nació en un barrio obrero de Birmingham, y cantaba en un coro de su escuela donde fue acrecentando el dominio de su registro como tenor. A los 15 años no quiso continuar estudiando y su padre lo metió de cabeza en un matadero de los que abundaban en la zona. Allí aprendió el trabajo de desguace de los animales y tuvo su primer contacto con la sangre, familiarizándose de tal modo que luego la incorporaría como parte de su despliegue como front man.

Le gustaban también las bromas pesadas, lo que a lo largo de su vida le ocasionaría no pocos dolores de cabeza. Las primeras trompadas las recibió cuando metió unos ojos de vaca en los vasos de pinta negra que tomaban sus amigos en un pub, que fueron los que lo surtieron. Algunas amistades en el matadero le enseñaron cómo podían juntarse unos peniques o libras extras entrando a la madrugada en algunas casas de los suburbios; prendado de una suerte de principiante, quiso escalar un peldaño y con dos compinches entraron, por la terraza, en un local de ropas, pero cierta ambición de Ozzy por quedarse con unos jeans bordados, acomodados bien arriba de unos estantes, provocó que un televisor se le cayera encima, y claro, era de esos viejos aparatos que debían acarrearse entre tres, por lo que quedó tendido en el piso con una herida en la cabeza.

La alarma ya había comenzado a sonar, sus compañeros huyeron y cuando pudo despejarse la sangre que le bañaba la cara, dos policías se acercaban con linternas y pistolas en las manos. El intento de robo le costó un mes y medio de prisión en la estatal de Birmingham, solo porque sus padres alegaron que sufría dislexia y que tal situación lo había llevado a tener trastornos de conducta. Al parecer fue en prisión donde su nombre se transformaría en Ozzy, si bien ya en la escuela algunos íntimos lo llamaban así.

Black Sabbath, hard rock y heavy con sello propio

Mario Bava y Black Sabbath

En ese periodo hubo un retraimiento y se la pasaba encerrado en un desordenado desván de la casa paterna escuchando The Beatles en una pequeña radio casi todo el día. Algunos creyeron ver en ese trance el inicio de su relación con la música. “Esa etapa fue para mí como encontrar un momento de felicidad que no conocía y también de esperanza, tocaba una vieja guitarra a la que le faltaba una cuerda, y me pasaba horas tratando de darle mi toque a “She Loves you”, hasta que lo conseguí, pensaba incluso en lo linda que era mi hermana y que debía hacer que Paul McCartney la conociera para que se casara con ella”, le contó una vez al periodista de la BBC Bryan Appleyard.

Propuso a sus padres que si le compraban un micrófono y un amplificador, él se lanzaría de lleno a la música y olvidaría cualquier pensamiento díscolo. Tuvo lo que quería y junto a un compañero de escuela, el bajista Geezer Butler, formó una banda llamada Rare Breed, que solo duró dos actuaciones porque el blues y el rock que encaraban no les cerraba. Poco después armaron otro grupo al que llamaron Polka Tulk Blues con el violero Tony Lommi y el baterista Bill Ward, que sostuvieron hasta que lo rebautizaron Earth, cuando Ozzy creyó que estaban cerca de encontrar una identidad en lo que practicaban.

En ese tiempo, como otras formaciones de tendencia rockera, se fanatizaron con autores como el ocultista y místico inglés Alistair Crowley y el escritor norteamericano H.P.Lovecraft, creador de novelas de terror y ciencia ficción. Con Earth tomaron por asalto una serie de pubs y clubes de Birmingham, desplegando una suprema energía, y pisando fuerte en esos géneros. Sus compañeros de secundaria y amigos del barrio los bancaban fuerte y de a poco el grupo fue ganando adeptos en las localidades cercanas, haciéndose conocidos en toda Inglaterra.

Con lo obtenido en esas giras tocando en clubes de distintas localidades de la región conocida como West Midlands alquilaron para ensayar un local en el barrio de Bordesley Green, que había sido del Ejército de Salvación y estaba abandonado. Justo enfrente de una sala de cine donde pasaban films de terror. Cuando dejaban de tocar, entusiasmados por la búsqueda de un estilo que los definiera como adeptos al terror, a lo perturbador, a generar algo de “miedo” con la potencia de su música, solían cruzarse al cine. Una de esas noches vieron Black Sabbath (1963), una película del italiano Mario Bava, al que se considera el padre del «giallo», ese potente subgénero que combina el terror y el suspenso. Ozzy no dudó y a la primera ronda de cervezas que tomaron en el pub pegado al cine, sugirió que no había mejor nombre que el de esa película para la banda.

“Ahí creo que comenzó todo, cuando pienso además en la canción (“Black Sabbath”) me asombra haber creado una melodía así”, confesaría Ozzy años después. La canción, escrita por Osbourne y Butler, abría el álbum debut en 1970, alcanzando en poco tiempo el número ocho en las listas británicas y el 23 en las estadounidenses, pese a la crítica no demasiado favorable que tuvieron. Es que había que competir con Deep Purple y Led Zeppelin, nada menos.

Mátate para vivir

Lo que vino después fue un reconocimiento hacia la banda pero también un espiral de acciones erráticas de Ozzy. Hubo muy buenas ventas de  álbumes como Paranoid, (1970), Master of Reality (1971) y Black Sabbath Volume 4 (1972), que se acercaron al millón de copias, una cifra importante para una época pre-digital. En esos registros prevalecían guitarras distorsionadas montándose sobre acordes de blues y rock, que daban como resultado una base técnicamente heavy metal, riffs híper pesados y una lírica oscura que rompía con el ideario hippie de entonces.

Para la época, la voz de Ozzy sonaba lúgubre y apocalíptica, y de a poco fue convirtiéndose, a su modo, en una de las más distintivas de ese rock pesado practicado por Black Sabbath.  El disco Sabbath Bloody Sabbath, aparecido en 1973, les granjeó la simpatía de algunos  de los críticos más duros –que rescataron también los anteriores–, pero allí mismo Osbourne dio otra vez rienda suelta a una parte de su personalidad, aparentemente sepultada en el frenesí de sus escuchas de “She Loves  you”, pero que latía con una intensidad creciente y terminaría siendo la que definiría a Ozzy, perjudicando el desarrollo de la banda y, aunque no al punto de sepultarla, su carrera solista después.

La cuestión comenzó con la puja por el liderazgo con Lommi, que se hizo insostenible hasta que en 1978, Ozzy desapareció durante meses para cranear un proyecto solista que llamaría Blizzard of Ozz. Sin embargo Ozzy, ocupaba un lugar central en la banda, tal vez más hacia afuera, es decir, en el predicamento que conservaba en los fans de la banda, que ya se contaban de a miles, preanunciando un universo del heavy metal que estaba haciendo brotar bandas por todo el mundo.

Sin embargo el sonido patentado por Black Sabbath se haría difícil de imitar, poseedor de unos riffs y una potencia sonora esculpidos con delicadeza de orfebre blusero y rockero; nada igualaría la intensidad y lo virtuoso del hard ejercido por la banda de Ozzy. A fines de ese mismo año, Osbourne volvió y grabaron Never Say Die, un álbum que pegó fuerte, pero las cosas ya no serían las mismas y tras una pelea de puños y cristales rotos, Ozzy fue echado de la banda argumentando que no soportaban “su desmedido abuso de sustancias”. Ozzy diría que sus compañeros habían sido muy injustos porque “antes y después de los shows todos consumíamos sustancias, en ese sentido nadie estaba libre de culpas, creo que Tony (Lommi) tuvo que ver con esa situación”.

Después, el mismo Lommi diría que el asunto era que a Ozzy no se le daban bien los efectos de las diferentes sustancias a las que se entregaba toda la banda. Poco antes, Ozzy había apuntado con una pistola a Bill Ward, el  baterista de Black Sabbath, mientras estaba en un mal viaje de ácido, lo que dio el puntapié para tomar la decisión de separarlo de la banda. En la letra de “Killing Yourself to Live” (“Mátate para vivir”), del álbum Sabbath Bloody Sabbath, escrita por Ozzy, puede advertirse algo del desatino con que encaraba su vida. Lo reemplazaría el cantante estadounidense Ronnie James Dio.

Mordiendo al murciélago

Al mismo tiempo que Sabbath llegaba a su fin para Ozzy, este resucitaba Blizzard of Ozz con la ayuda de Sharon Arden, la hija del mánager de Black Sabbath, Don Arden, quien más tarde sería su mujer y con quien tuvo tres hijos, lo que no le vino nada mal a Ozzy, quien comenzó a controlar su consumo de alcohol y drogas, aunque las recaídas fueran frecuentes. El mismo Appleyard, que lo entrevistó numerosas veces y escribíó sobre su trayectoria, dijo una vez que si no hubiese sido por su mujer, “llevaría mucho tiempo muerto”.

Y en las presentaciones los incidentes no mermarían e irían creciendo con el tiempo alimentando su leyenda. En una presentación en 1982, en un concierto en Iowa, mordería la cabeza de un murciélago y luego lanzaría carne cruda sobre el público que había ido a verlo. La prensa lo vapuleó luego de esa actuación y grupos protectores de animales lo denunciaron; Ozzy se disculpó diciendo que creyó que el murciélago era de utilería y que la carne había sido analizada y no contenía bacterias. Pero no intentó utilizar la misma excusa con las dos palomas a las que arrancó la cabeza de un mordisco durante una reunión con una discográfica, causando una corrida entre los ejecutivos presentes.

Algunos otros episodios sucedidos en los años siguientes fueron haber sido arrestado por orinar, vestido de mujer, en el monumento a la guerra en Texas y vociferar que los norteamericanos les habían arrebatado esa tierra a Méjico; haber sido expulsado del campo de concentración de Dachau por estar borracho y alterar el orden público durante una visita en una gira alemana, y casi causando una controversia diplomática, puesto que las autoridades pedían su expulsión del país; haber tiroteado un gran criadero de pollos e intentado prenderle fuego vestido con una bata y un par de botas de agua; en 1989, se despertó en la cárcel no recordando qué hacía allí exactamente y se sorprendió cuando le dijeron que lo habían detenido como sospechoso de intento de asesinato por querer estrangular a su mujer. Sharon retiró los cargos cuando él le pidió mil disculpas y prometió ir a un centro de rehabilitación.

Puteadas sistemáticas

Las salvajadas de Ozzy no impidieron que tras su salida de Black Sabbath, su carrera solista pueda considerarse exitosa en términos de aceptación de su música. Se vio con Blizzard of Ozz (1980), su primer álbum solista y luego en su segundo, Diary of a Madman (1981), que no solo revitalizaron su figura, sino que, junto al guitarrista norteamericano Randy Rhoads –muerto tempranamente en un accidente aéreo en 1982–, invistieron al metal con una sonoridad más virtuosa y, por supuesto, teatral. Ozzy sería pionero en el uso del videoclip como herramienta de difusión, consolidando su imagen —profusión de cruces, maquillaje dark excesivo, murciélagos sueltos en escena— como un ícono visual del género en la incipiente factoría MTV.

En 1997, hubo una fallida reunión con Black Sabbath, pero al mismo tiempo, en plena era grunge, creó el Ozzfest, un festival que impulsó nuevas bandas como Slipknot, System of a Down y Marilyn Manson, conectando a las nuevas generaciones con el metal clásico y ampliando la diversidad sonora del género. Fue estrella en el paseo de la fama de Hollywood; de la Fama del Rock and Roll; obtuvo varios Grammy por diferentes álbumes y formó parte del listado de los 200 mejores cantantes armado por la revista Rolling Stone.

Entre 2000 y 2010, Ozzy fue también una figura mediática, a partir de su pionero reality show The Osbournes –que grababa junto a su familia–, emitido por MTV, donde se lo vería como un personaje un tanto entrañable, contradictorio y cercano, haciéndose conocido en todo el mundo. Durante el envío, las cámaras registraban sus puteadas sistemáticas y su disfuncional vida familiar. El programa tuvo una gran repercusión pese a que las emisiones en Estados Unidos fueron censuradas para eliminar las blasfemias de Osbourne. Incluso en la última década, con problemas de salud y diagnóstico de Parkinson, Ozzy lanzó nuevos discos como Ordinary Man (2020) y Patient Number 9 (2022), reafirmando su lugar como leyenda viva del metal. Más allá de su conducta dañina y poco glamorosa, percibida tal vez como un desastre para su sesgo creador, su retiro de los escenarios en 2023 significó el cierre de una trayectoria que aportó sustancialmente al mejor hard-rock y el heavy con Black Sabbat y al metal sofisticado después. Hace poco menos de una semana, Ozzy moría víctima de la gravedad que alcanzó su parkinson, a los 76 años en su mansión de Buckinghamshire, Inglaterra.

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