El arribo del arquero paraguayo, Juan Espínola, representa la instalación de un punto final de carácter formal en la relación de Keylor Navas con Newell’s. Una historia demasiado breve, cargada de desaires y de falta de agradecimiento de parte del guardameta costarricense, que derrumbó muy rápido fuera del rectángulo de juego lo que construyó con su talento dentro. Sus conductas desleales y egoístas hacia la institución, hacia el cuerpo técnico y hacia sus compañeros generaron un halo de confusión y tensión que conspiró contra los avances del equipo rojinegro, que todavía no puede terminar de hacer pie para encarar el segundo semestre competitivo.
La irregularidad que está exhibiendo Newell’s en el comienzo del Clausura, responde en gran medida a que todavía no puede terminar de solucionar cuestiones internas que aún están abiertas, lo atan y no lo dejan encontrar una plataforma de despegue con rasgos de serenidad, que lo dejen apostar a revertir las deudas que acarrea del primer semestre del año.
Navas se sumó ayer a Pumas de México, forzando una salida con maneras que se movieron muy lejos del respeto, la lealtad colectiva y el profesionalismo.
Al menos como se entiende en esta parte del planeta. Al menos como lo siente el hincha de Newell’s.
Con los “malestares estomacales” que acusó ante Independiente Rivadavia en Mendoza, donde ni siquiera fue con el plantel al estadio. Más los imperdonables desplantes antes del partido con Banfield en el Coloso, donde le pidió al Ogro no jugar de titular. y, curiosamente, salió igual a calentar junto a los otros arqueros leprosos, ante el desconcierto general de los simpatizantes que iban arribando al estadio rojinegro, antes del duelo con el Taladro en el parque Independencia.
Con estos gestos antes de los dos primeros partidos oficiales del semestre, Navas volvió a exponer que no conoce la idosincracia que envuelve al fútbol argentino, y que sólo regresó de la Copa Oro, donde participó con la selección tica, con la única intención de forzar una venta suya, hacia un mercado más cercano geográficamente a Costa Rica, donde iba a estar su familia.
Y el interés de Pumas apuró obscenamente los tiempos, y expuso de manera descarnada su falta de valores.
Era la venta lo que buscaba, lo único que le interesaba, y manejó toda la situación de la peor forma, ganándose una reprobación general del simpatizante leproso, una marca que no se irá nunca. Una condena que lo seguirá, más allá de sus creencias. De esto, no lo salva ni su religión.
Juan Espínola dijo lo suyo
En este marco, Espínola vino al Parque para ser parte de esta nueva etapa que lidera el Ogro Fabbiani. Antes de volar desde Asunción a Buenos Aires, para luego viajar desde la capital argentina a Rosario, el guardameta se refirió a su incorporación a Newell’s. “Reemplazar a Keylor Navas es algo único”, señaló el paraguayo, que el fin de semana jugó para Olimpia por la 3º fecha del torneo Clausura guaraní.
Espínola, tiene 30 años y actuó la última temporada en Belgrano de Córdoba. Había regresado en este mercado a Olimpia, donde jugó en las temporadas 2023-2024, y el domingo fue titular en el equipo ahora conducido por el argentino Ramón Díaz ante Atlético Tembetary, al que el decano del fútbol guaraní venció por 3 a 1 de local.
De esa manera, se sumó ayer al plantel rojinegro, que fue a buscarlo después de la polémica salida de Navas.
El arquero guaraní expresó: “Estaba feliz en Olimpia, pero se presentó lo de Newell’s y es un gran paso en mi carrera”, confió, y además contó que Fernando Cardozo, quien estuvo unos meses en Newell’s y este año regresó a Olimpia, le habló de su experiencia en el equipo del Parque. “Me comentó que es un gran club, así que estoy ilusionado”.
También precisó que el pase se cerró el miércoles a la noche y expresó su agradecimiento a los directivos de Newell’s, y también a los de Olimpia. “Tomamos la decisión juntos porque es muy buena para mí”, aseguró.