martes, 8 julio, 2025
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Tus hijos ganan dinero en redes, pero no como imaginas

¿Te acordás esas películas norteamericanas donde los adolescentes se pasan el verano cortando césped, paseando perros o vendiendo limonada para ahorrar unos dólares? En algún momento fue real, pero ya no es así. Hoy, el 42 % de los adolescentes estadounidenses gana dinero a través de canales digitales, según una encuesta reciente de Junior Achievement y Research America. Hacen dropshipping, editan vídeos para otros, revenden zapatillas o, por supuesto, publican contenido con la esperanza de convertirse en los próximos microinfluencers virales.

Pero antes de sacar conclusiones apresuradas sobre un mundo dominado por adolescentes multimillonarios, pongamos los datos sobre la mesa. El ingreso medio de estos jóvenes digitales es de unos 718 dólares al año. Eso equivale a menos de 60 euros al mes. Nada desdeñable para un chico, pero tampoco estamos hablando de mini Elon Musks. Lo interesante es cómo ganan ese dinero: la actividad más común es la reventa de productos, seguida de la creación de contenido.

Claro, el titular se lo llevan los que ganan cinco cifras. Los ultra high earners, como los llama el artículo, son una minoría ruidosa que, aunque puede hacer parecer que todos lo logran. Pero ojo: si todos son influencers, ¿quién queda para ser audiencia? Aquí hay una ilusión de accesibilidad peligrosa. Muchísimos adolescentes hoy sueñan con ser creadores, aunque el modelo no es escalable ni sostenible para todos. Este fenómeno podría estar cultivando, desde muy temprano, una ansiedad emprendedora basada más en la visibilidad que en el valor real.

La oportunidad para empresas y educadores está en canalizar esa energía emprendedora hacia modelos más sólidos: enseñar no solo a “monetizar”, sino a entender el valor de mercado, la fidelización y la ética del contenido. Tu hijo puede estar vendiendo memes ahora, pero también puede estar desarrollando habilidades de marketing, storytelling y finanzas personales que muchas escuelas todavía no enseñan.

Y por cierto: en 2024, un adolescente británico de 17 años, Caelan McDonald, convirtió una máquina de manualidades que recibió por Navidad en un negocio de stickers personalizados que le generó más de 94.000 dólares en ventas en pocos meses. Comenzó vendiendo en Facebook y luego en TikTok, y ahora trabaja jornadas de hasta 16 horas para satisfacer la demanda. Su historia demuestra que, a veces, la innovación no está en inventar el próximo metaverso, sino en saber exactamente qué quiere la gente para decorar su termo del gimnasio.


Sobre la firma

Pablo Foncillas

Columnista de la sección Economía

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