En un contexto de precarización creciente y alta informalidad laboral, la formalización ya no es solo una obligación legal. Es una herramienta estratégica: aumenta la productividad, mejora el acceso al financiamiento y fortalece la cohesión social. ¿Qué pueden hacer las empresas y los trabajadores para avanzar sin perderse en el intento?
¿Es verdad que el futuro del trabajo ya llegó? Si es así, ¿cuál es, en este nuevo contexto, el rol del trabajador y cuál el de la empresa?
Aunque el mundo empresarial cumple un rol claramente económico, su impacto va mucho más allá: influye directamente en el desarrollo de las personas. Las empresas también tienen una responsabilidad social clave para el crecimiento de los países y sus comunidades. En Argentina, uno de cada tres trabajadores formales vive por debajo de la línea de pobreza. Esa proporción se eleva al 70% cuando se trata de personas empleadas en la informalidad.
La precarización impacta profundamente en la capacidad de los hogares para afrontar gastos esenciales y las familias buscan compensar el deterioro de sus ingresos con más trabajo. Esta mayor presión sobre el mercado se traduce en el crecimiento del desempleo, del empleo precario, del subempleo y de trabajos de subsistencia y, en paralelo, en una caída del empleo pleno.
En nuestro país, en donde contamos con la mayor tasa de informalidad de la región, la formalización de los trabajadores sigue siendo un desafío. Si bien, en un primer momento, la informalidad se presenta como el camino más corto y que permite reducir costos, las consecuencias a mediano y largo plazo son negativas, tanto para la comunidad de la cual la empresa forma parte, como para el negocio en sí.
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La formalización laboral contribuye a reducir la vulnerabilidad social.
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Son claros los beneficios que genera la formalización de una empresa, pero también son claros los retos o desafíos que conlleva. Para las PyMES, la formalización de sus empleados presenta altos costos asociados a impuestos y contribuciones sociales. A ello se suma una compleja red de trámites para lograr el objetivo. Esto requiere de un saber específico sobre cómo ir navegando dichos procesos. Desde el punto de vista de los trabajadores, la formalización muchas veces es entendida como una baja en su salario, debido al desconocimiento de lo que significan los beneficios a corto y largo plazo respecto a la obra social, jubilación y otros puntos relacionados con la seguridad social.
¿Cómo hacer para iniciar el camino de la formalización sin perderse en el intento?
Conocer los programas estatales que apoyan a las PyMES acercando beneficios fiscales para la formalización de sus empleadores el primer y principal punto de partida. Contar con una red de empresas y organizaciones que acompañen el proceso para que puedan ser consultadas o acerquen soluciones, es un segundo pilar clave. La construcción de redes empresariales que compartan buenas prácticas, herramientas de gestión y asesoramiento contable resulta esencial para que la formalización deje de ser una carga individual y se transforme en una estrategia colectiva.
Los beneficios de la formalización son muchos y diversos. Desde el aumento de la productividad al promover un ambiente sano, que permite un compromiso mayor de los empleados hasta el aumento de la credibilidad frente a clientes o mayor acceso a financiamientos. Informes del Banco Mundial dan cuenta que las empresas de alto crecimiento, suelen ser las formales y representan más del 50% de todos los nuevos empleos.
La formalización abre la puerta a beneficios concretos en el corto, mediano y largo plazo, no solo para la empresa, sino también para la red de relaciones en la que está inserta. En un sentido más amplio, contribuye a reducir la vulnerabilidad social y a fortalecer la cohesión comunitaria. Al formalizarse, las empresas se acercan más a la sociedad y se posicionan como un motor clave para el desarrollo sostenible. Es momento de entender que el futuro del trabajo no es solo tecnológico: es humano, y se construye con empleo digno.
Fundación Empujar impulsa una red de empresas que promueve el empleo formal como herramienta de transformación social. A través del acompañamiento y la difusión de buenas prácticas de contratación, facilita que cada vez más PyMEs se animen a dar el paso hacia la formalización, generando entornos de trabajo más sostenibles, inclusivos y productivos.
Responsable de Desarrollo laboral en Fundación Empujar