Nuevos estudios genéticos descubrieron que los bisontes de Yellowstone han vuelto a formar una sola manada después de 120 años de separación. Este hallazgo tiene implicaciones importantes para la conservación y gestión de estos animales, permitiendo estrategias más unificadas para preservar su diversidad genética.
Una población que resurge de la casi extinción
A principios del siglo XX, la población de bisontes salvajes en el Parque Nacional de Yellowstone se redujo drásticamente, con menos de 25 individuos sobrevivientes. Fue un momento crítico conocido como cuello de botella genético, que amenazó con eliminar esta especie icónica del paisaje norteamericano.
Gracias a la introducción controlada de bisontes domésticos desde Montana y el norte de Texas, la población logró recuperarse. En la actualidad, se estima entre 4.000 y 6.000 bisontes, convirtiéndose en una de las historias de resiliencia ecológica más destacadas en Estados Unidos.
La ciencia confirma una sola manada interconectada
Durante décadas se creyó que existían dos manadas principales en Yellowstone, lo que llevó a estrategias de manejo separadas. Sin embargo, estudios recientes dirigidos por el Dr. James Derr y su equipo de la Universidad Texas A&M, basados en análisis genéticos avanzados, revelan que los bisontes están cruzándose libremente entre sí en todo el parque.
Los investigadores analizaron muestras tomadas de zonas clave tanto en verano como en invierno. Los datos de ADN muestran un flujo genético continuo, sin barreras de reproducción entre grupos. Esta revelación obliga a replantear la manera en que se administra esta especie.
Una gestión unificada garantiza diversidad genética
La nueva recomendación científica es tratar a los bisontes como una única población con subunidades estacionales, lo cual permite:
- Mantener la diversidad genética, esencial para la adaptación a futuras amenazas ambientales.
- Evitar la endogamia, reduciendo el riesgo de enfermedades genéticas.
- Optimizar el uso del hábitat, protegiendo las zonas más vulnerables y asegurando recursos suficientes, especialmente en invierno.
Importancia ecológica y cultural
Además de su valor biológico, los bisontes representan un símbolo nacional en EE. UU. y desempeñan un papel clave en el equilibrio ecológico de Yellowstone:
- Reciclan nutrientes al pastar grandes áreas de pastizales.
- Sirven de alimento para depredadores y carroñeros.
- Ayudan a mantener la biodiversidad del ecosistema.
Seguimiento y protección basada en ciencia
El enfoque actual se basa en herramientas genéticas y monitoreo constante, que permiten adaptar rápidamente las estrategias de manejo si se detectan cambios. Esto garantiza que la especie siga siendo resiliente ante desafíos como:
- Cambios climáticos extremos.
- Pérdida de hábitat.
- Presión humana en los límites del parque.
Este modelo de gestión, centrado en la ciencia, se está utilizando también para proteger otras especies que enfrentan amenazas similares.
La genética aplicada a la conservación es una herramienta poderosa que puede cambiar el destino de especies amenazadas. El caso del bisonte de Yellowstone demuestra cómo el conocimiento científico puede:
- Prevenir extinciones, incluso después de reducciones drásticas de población.
- Diseñar políticas ecológicas eficaces, con datos sólidos en lugar de suposiciones.
- Fomentar la coexistencia entre la fauna silvestre y los humanos, mediante el uso estratégico del espacio y los recursos.
- Inspirar modelos de conservación replicables, aplicables a otras regiones del mundo.
Al integrar estos enfoques con energías renovables, restauración de ecosistemas y educación ambiental, podemos avanzar hacia un modelo de desarrollo verdaderamente sostenible, donde la tecnología y la naturaleza trabajan juntas para asegurar un futuro habitable.
Más información: Genetic reassessment of population subdivision in Yellowstone National Park bison | Journal of Heredity | Oxford Academic