Hay plantas y árboles que no solo llaman la atención por su presencia imponente y sus hojas verdes, sino también por los tesoros que esconden entre sus ramas. Ese es el caso del Cayú (también conocido como anacardo o marañón), una especie tropical que crece como un árbol frondoso y que ofrece uno de los frutos más sabrosos y versátiles que existen: la castaña de cajú.
El árbol de cayú es originario de Brasil, aunque hoy en día se encuentra en varias regiones tropicales del mundo. Se caracteriza por tener una copa ancha y densa, esto produce buena sombra y puede alcanzar entre 5 y 10 metros de altura. Igualmente, lo más importante de esta especie es la forma en la que da sus frutos: el verdadero fruto es una pequeña nuez adherida a lo que parece una fruta carnosa.
Esta misma se llama “pseudofruto” y es de color rojo o amarillo, con forma de pera, carnosa y jugosa; es decir, estas plantas son capaces de producir dos frutos al mismo tiempo. El fruto seco que conocemos como castaña de cajú es comestible solo después de ser procesada, ya que en su estado natural contiene toxinas que deben eliminarse con calor.
Una vez que se somete a un proceso de secado y es tostada, se convierte en uno de los frutos secos más valorados por su sabor suave y su textura crocante. Es ideal para comer sola, en ensaladas, postres, o como base para cremas vegetales y mantecas. Por su parte, el pseudofruto del cayú también es comestible y muy jugoso. Se puede consumir fresco o utilizarse para preparar jugos, mermeladas y hasta bebidas alcohólicas.
Su sabor es dulce con un toque ácido y su aroma es intenso y refrescante, ideal para los días calurosos. Además de su exquisito sabor, el fruto del cayú es muy nutritivo. Es rico en grasas saludables, proteínas, vitaminas del grupo B y minerales como el magnesio, fósforo y hierro.
Incluir castañas de cajú en la alimentación diaria puede ayudar a mantener niveles saludables de colesterol y aportar energía de forma natural. El cayú no solo está en la lista de plantas decorativas y de gran presencia, también es un regalo de la naturaleza que ofrece sabor, salud y múltiples posibilidades en la cocina.