A principios de noviembre de 2024, un letrero oficial anunció, después de dos años, la fecha exacta en la que, finalmente, se reabriría una arteria principal para la circulación de los vehículos en la ciudad de Buenos Aires: el puente Soler. La estructura, que une los barrios de Palermo, Belgrano y Colegiales, entre Dorrego y Santos Dumont, estuvo cerrada al tránsito desde fines de 2022, en la gestión de Horacio Rodríguez Larreta, cuando se detectó la necesidad de llevar a cabo reformas de mantenimiento.
En el transcurso de todos esos meses, mientras los vecinos no veían actividades en el lugar, ni grúas ni operarios trabajando en esas mejoras, empezaron a embanderar las inmediaciones, sobre todo los enrejados del puente, con carteles que exigían: “Arréglenlo ya”.
Ahora, los voceros del ministerio de Infraestructura confirmaron que se está cumpliendo el plazo que aquel letrero estipuló el año pasado, y que determinaba la reapertura para el 31 de marzo de 2025: “Inicio de obra. Puente Ciudad de la Paz. Habilitación tránsito EXCLUSIVO para livianos (31/03/2025-Etapa 1) [sic]”. De hecho, Gabriel Sánchez Zinny, jefe de Gabinete de Ministros de CABA, recurrió a las redes sociales para remarcar este próximo paso: “Estamos recuperando el Puente Ciudad de la Paz para mejorar la movilidad en la Ciudad. Un ícono histórico que une Palermo, Colegiales y Belgrano está siendo restaurado para volver a estar operativo. Esta obra es clave para la conectividad de la zona y la fluidez del tránsito porteño”, contó.
Esa habilitación significa, según lo que contaron en su momento fuentes de Autopistas Urbanas (AUSA), quienes son los responsables de la ejecución del proyecto, que a partir de dicha fecha podrán volver a circular por ahí los vehículos de porte pequeño, como autos, motos y bicicletas. Hoy las bicicletas tienen que ser alzadas por los usuarios para atravesar el puente por las escaleras laterales para peatones.
El anuncio se suma, así, a una serie de puntos claves en el sector de la movilidad urbana —incorporación de nuevos medios de transporte, reacondicionamiento de las autopistas del sur de la Ciudad, entre otros—, en la que se basa gran parte de la política del GCBA, cuando falta poco para las elecciones legislativas, que se celebrarán el próximo 18 de mayo, y que traerán de vuelta al ruedo a Larreta, como él mismo lo confirmó esta semana.
El reacondicionamiento empezó el año pasado, cuando pintaron las paredes del puente, antes grafiteadas, en lo que fueron los primeros trabajos de mejoras de la zona e incluyeron las calzadas. Otros pasos fueron arreglar los desagües del tablero, reconstruir las juntas e incorporar nuevos refuerzos metálicos.
Básicamente, la obra en su totalidad se planea en dos etapas, y esta reapertura significa la concreción de la primera: “[Se] busca realizar una rehabilitación rápida mediante el agregado de nuevos refuerzos metálicos y proceder a la habilitación al uso público. Eso será exclusivamente para vehículos livianos hasta fin de 2025″, detallaron desde AUSA.
Además, en la cartera porteña explicaron que la segunda etapa comenzará en paralelo y será la construcción en taller de un puente nuevo metálico, de similar arquitectura y “con todas las exigencias de las normativas actuales”. La idea es reemplazar la estructura de manera definitiva y mejorar la transitabilidad para todo tipo de vehículos, incluidos ciclistas y peatones. Se estima que esta parte demore ocho semanas, mientras se realizan trabajos sobre los sectores aledaños, como veredas, iluminación y canteros. El servicio del tren, aseguraron, no se verá afectado.
Las demoras de más de dos años para abrir el tramo tuvieron en su base un conflicto Ciudad vs Nación. Como el trecho pasa por encima de las vías del tren Mitre, ramal Retiro-León Suárez, debían contar con la habilitación de la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) y la Sociedad Operadora Ferroviaria (Sofse). El proyecto original estaba en manos de Espacio Público e Higiene Urbana, pero este fue derivado al ministerio de Infraestructura porteño cuando determinaron que las tareas excedían sus facultades, porque los estudios habían arrojado que tenían que construir un puente prácticamente nuevo.
En su momento, el ministerio de Transporte de la Nación comentó, en diálogo con este medio, que el plan inicial no había sido aprobado “porque contaba con errores, y por esa razón se solicitó que hicieran una nueva presentación”, todo lo que impactó en el cierre extendido del puente Soler.
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