jueves, 20 marzo, 2025
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Argentina encabeza la lista de riesgo por altas temperaturas en la región

En 2024, la temperatura global subió 1,55°C y en los últimos tres meses, el país vivió el mayor aumento de temperatura de la región. La ciudad más afectada es la capital de Córdoba, seguida por Buenos Aires y Rosario.

De acuerdo con un reporte de la organización científica internacional Climate Central, entre diciembre y febrero últimos, América del Sur es una de las regiones que más se vio afectada por las olas de calor: 84% de la población experimentó 30 días de altas temperaturas, que no se habrían producido de no ser por el calentamiento global.

Argentina fue el país sudamericano que sufrió más anomalías de temperatura. Quiere decir que, durante los últimos tres meses, se constató un aumento de casi 1°C si lo comparamos con un promedio de 30 años (1991-2020). Esto sucede en un contexto alarmante: el año pasado fue declarado el más caliente registrado desde hace 175 años en el planeta. Así lo revela la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés) en su informe anual, cuyos datos reafirman la crisis climática global.

El reporte de Climate Central destaca también que, en conjunto con Chile, Argentina es el que más padeció días de riesgo por calor en la región. Fueron 40 los contados por esta organización, de los que 18 están vinculados al cambio climático. Dentro de la Argentina, la ciudad más afectada fue la capital de Córdoba, que tuvo un aumento de temperatura inusual de 1,2°C y 22 días de riesgo por calor. Buenos Aires fue la segunda ciudad con mayor aumento de temperatura (0,7°C más), seguida por Rosario (0,6°C más). Las primeras dos ciudades argentinas figuran en el top 10 (puestos primero y décimo) de las que sufrieron mayor aumento de temperatura en todo América del Sur. Esto supone riesgos para la salud pública, la infraestructura y las economías regionales.

Según expone esta organización, el cambio climático es el principal factor que agudizó estas temperaturas extremas, y advierte que su motor central está vinculado al aumento de gases de efecto invernadero emitidos por las actividades humanas. Pero el calor es solo uno de los efectos profundizados por el cambio climático. El reporte global de la WMO indica que el año pasado ocurrieron una multiplicidad de fenómenos que cada vez son más agudos.

Un fenómeno global

Se registran inundaciones que provocaron muertes y pérdidas millonarias, la producción mundial de granos cayó debido a las sequías y los cambios en la temperatura del océano están alterando los ecosistemas marinos y, por consiguiente, la vida de las personas que viven de ellos. Las consecuencias son múltiples y desembocan en impactos sociales, económicos y ambientales de todo el planeta.

“A lo largo de 2024, nuestros océanos siguieron calentándose, el nivel del mar continuó en aumento y la acidificación se intensificó. Las partes congeladas de la superficie terrestre, conocidas como la criosfera, se están derritiendo a un ritmo alarmante: los glaciares continúan retrocediendo y el hielo marino de la Antártida alcanzó la segunda extensión más baja jamás registrada. Mientras tanto, los fenómenos meteorológicos extremos siguen teniendo consecuencias devastadoras en todo el mundo”, declaró la meteoróloga argentina Celeste Saulo, presidenta de la Organización Meteorológica Mundial.

La WMO concluyó que el año pasado la temperatura media global subió 1,55°C con respecto a la época preindustrial. Y que la tendencia va en aumento. Es probable que esto agrave los fenómenos climáticos extremos en todo el mundo, incluyendo a la Argentina. Según sigue el informe, este incremento se expresó en distintas consecuencias a nivel local, entre las que destaca que fue el año con más desplazamientos humanos por eventos climáticos extremo como tormentas, inundaciones, incendios y sequías, que los niveles de calentamiento y acidificación del océano crecieron en extremo, y finalmente, que el hielo permanente del planeta se derrite de forma acelerada.

Los impactos

Según el Global Climate State 2024 de la WMO, los fenómenos climáticos extremos provocaron el mayor número de desplazamientos de personas desde hace casi 10 años: por inundaciones, huracanes, incendios o sequías, gente de distintos rincones de la Tierra tuvo que dejar sus hogares de forma parcial o total. No hace falta más que mirar lo que sucedió en Bahía Blanca y otras partes de la Argentina en las últimas semanas, o en los Estados Unidos el impacto de los huracanes Helene, que devastaron gran parte de Florida. Vietnam, Filipinas, Tailandia, México, Cuba y muchos otros países corrieron con la misma suerte.

El reporte destaca que esto también agudizó la crisis alimentaria en 18 países. “Ocho países tuvieron al menos un millón de personas más sufriendo inseguridad alimentaria que el año pasado”, indica el reporte. Países como Afganistán, Sahel o Brasil recibieron golpes extremos en su producción de alimentos por eventos asociados a sequías (asociadas también al fenómeno de El Niño) o inundaciones.

“En respuesta, la Organización Meteorológica Mundial y la comunidad mundial están intensificando los esfuerzos para reforzar los sistemas de alerta temprana y los servicios climáticos para ayudar a los responsables de la toma de decisiones y a la sociedad en general a ser más resistentes a los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos. Estamos avanzando, pero tenemos que ir más lejos y más rápido. Solo la mitad de los países del mundo cuentan con sistemas de alerta temprana. Esto debe cambiar”, advirtió Saulo.

La degradación de los ecosistemas marinos es otra de las consecuencias que destaca la WMO. La asocia, por un lado, al aumento de su temperatura: el año pasado el océano superó el anterior récord de calor, que había sido en 2023. Según concluye este informe, es el más extremo de los últimos 65 años.

Entendamos que el calor se expresa en el océano de manera similar a como lo vivimos en la superficie; no solo son las temperaturas medias las que preocupan, sino también las olas de calor. Sí, debajo del mar también.

Por otro lado, esta degradación es atribuida a la acidificación del mar. La superficie oceánica se volvió más y más ácida durante los últimos 39 años. En algunos puntos la situación es más graves; por ejemplo, en el océano Índico y en el océano Pacífico, a la altura de Filipinas.

Como explican los expertos de la WMO, este fenómeno funciona como un efecto en cadena: cuanto más calor, más alteraciones en los pequeños seres vivos marinos, como el plancton. Al haber menos alimento disponible, los peces chicos comienzan a desaparecer, y después los medianos, y así eventualmente el efecto puede generar impactos importantes en actividades económicas como la pesca industrial, deportiva y el turismo.

Finalmente, uno de los datos más alarmantes del informe apunta hacia un derretimiento extremo del hielo que cubre la Tierra, también conocido como la criosfera. El retroceso global de los glaciares desde la década de 1990, impulsado principalmente por la influencia humana, no tiene precedentes al menos en los últimos 2000 años. Observaciones preliminares del Servicio Mundial de Monitoreo de Glaciares indican que entre 2023 y 2024 fue otro período de extrema pérdida de hielo en todo el mundo.

Fuente: Rosario3

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