sábado, 22 febrero, 2025
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Primer paso para los aranceles recíprocos de Trump

El Gobierno de los Estados Unidos inició el proceso de revisión de aranceles y barreras no arancelarias que aplica cada país para desplegar el nuevo principio de «Comercio y tarifas recíprocas». Así lo confirmó el presidente, Donald Trump, desde el Salón Oval: «Decidí, por el principio de la igualdad, que voy a cobrar un arancel recíproco. Es justo para todos. Ningún otro país se puede quejar». Desde Estados Unidos ya se comunicaron con la Cancillería para obtener la información correspondiente.

Para los países en desarrollo en general y para la Argentina en particular, la decisión puede tener un impacto bien fuerte, en la medida en que históricamente se le cobra aranceles más altos a las importaciones provenientes del norte que los que factura Estados Unidos cuando ingresa una mercadería argentina. Al castigar al país con mayores aranceles, perderían competitividad las ventas nacionales hacia los EE.UU.

El reforzado afán de Trump de desplegar una política proteccionista abre una situación definitivamente novedosa en el terreno internacional. Es que las reglas del comercio global fueron justamente negociadas y escritas por los Estados Unidos, a su favor. Fue por el propio interés que ese país apuntó a liberalizar el comercio. Ahora, es la principal potencia embarcada en el camino de desandar los acuerdos de principios de los ’90, lo cual despierta la retaliación por parte de otras economías centrales.

Es paradójico que ahora China se presente ante la comunidad global como el paladín del libre comercio, en la medida en que se sabe ultracompetitivo. Lo que queda claro es que las ideologías van detrás de las necesidades: el país más liberal del mundo avanza hacia el proteccionismo, y la potencia socialista pide más liberalismo.

Este contexto revoltoso es sin dudas bien desafiante para el gobierno libertario de Argentina, que sigue hablando de «comunistas» y del «Estado como una organización criminal». Hasta ahora, Trump demostró que la política comercial es también un instrumento de negociación, habrá que ver qué logra negociar Milei al respecto.

«Trato injusto»

«Durante muchos años, Estados Unidos ha sido tratado injustamente por sus socios comerciales, tanto amigos como enemigos. Esta falta de reciprocidad es una de las fuentes del gran y persistente déficit comercial anual de bienes de nuestro país: los mercados cerrados en el exterior reducen las exportaciones de Estados Unidos y los mercados abiertos en el país dan lugar a importaciones significativas», dice el memo de la Casa Blanca donde adelanta el comienzo de análisis de los aranceles recíprocos.

«El déficit comercial de Estados Unidos amenaza nuestra seguridad económica y nacional, ha socavado nuestra base industrial, ha reducido nuestra competitividad nacional en general y ha hecho que nuestra nación dependa de otros países para satisfacer nuestras necesidades clave de seguridad. Mi Administración trabajará para contrarrestar los acuerdos comerciales no recíprocos con los socios comerciales determinando el equivalente de un arancel recíproco«, sigue el texto oficial. Se estima un período de 6 meses para evaluar el impacto según cada caso.

Impacto

Está claro que el gran objetivo de Trump es frenar a China y que en todo el resto de los casos, la estrategia es golpear fuerte para luego negociar desde una posición privilegiada. En el caso de Argentina, como de la mayor parte de los países en desarrollo, los aranceles propios son superiores a los que cobra Estados Unidos.

Por poner una referencia, según datos de la OMC, Estados Unidos tiene un arancel promedio aplicado de 3,3% (5% para productos agrícolas y 3,1% para productos no agrícolas), mientras que Argentina tiene un arancel promedio aplicado del 13,4% (10,3% en agrícolas y 13,9% en no agrícolas). Específicamente en cuanto a los bienes que ingresan desde Argentina, en 2022, según la OMC, Estados Unidos cobró un arancel de 0,3% (promedio ponderado en productos no agrícolas).

Según Juan Manuel Padín, docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes, la suba de aranceles al acero y aluminio y la imposición de aranceles recíprocos «expresan el inicio de una turbulenta fase para el comercio internacional. Más específicamente, el desmoronamiento del sistema multilateral de comercio tal cual lo conocemos desde hace décadas. Esto abre múltiples interrogantes bajo una certeza: el destierro de la lógica de negociaciones multilaterales o regionales y su reemplazo por un modelo transaccional del comercio internacional, donde una parte (la todavía hoy principal potencia mundial) obliga al resto a sentarse para imponer sus objetivos».

De cara a esta situación tan desafiante, el gobierno libertario apunta a vender un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, que suena a ciencia ficción por donde se lo mire, al menos en un corto plazo. Es que la idea, nunca antes explorada porque se trata de economías no complementarias sino mayormente competitivas, debería negociarse en el Mercosur, cuyos miembros no lo apoyan. Y si lo apoyaran, las conversaciones durarían años hasta llegar a un resultado. Pero además, ni siquiera se trata de un enfoque que está privilegiando Trump.

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