Bastian padece talasemia mayor, un trastorno de la sangre que afecta a la producción de glóbulos rojos, y Osdepym les niega el alojamiento en Buenos Aires tras la intervención. Sus padres, monotributistas, debieron cerrar su rotisería para poder dedicarse a pleno al tratamiento de su hijo
Magalí y Damián son dos jóvenes rosarinos, monotributistas, que hace un tiempo abrieron una rotisería para ganarse el mango y así mantener a su familia, integrada por su hijo Bastian, de 18 meses. La vida les jugó una mala pasada y desde los 3 meses del bebé supieron que tiene talasemia mayor, un trastorno de la sangre que afecta a la producción de glóbulos rojos. Si bien esta es una enfermedad benigna, lo lleva al nene a tener trasfusiones de sangre cada 20 días, quedar internado y alterar así su día a día.
Con tan sólo 18 meses, Bastian Quiroga Conti lleva ocho meses esperando un trasplante de médula ósea, que gracias a la lucha de sus padres y de un amparo judicial Osdepym reconoció a regañadientes. El problema (si, hay más) es que la intervención debe ser en Buenos Aires, y tras ella Bastian debe quedar unos 35 días internado. El alojamiento cuesta $2 millones por mes, y Osdepym sólo le reconoce el mismo a Bastian y a su madre, por lo cual la pareja pide ayuda para que la obra social pueda darle el alojamiento a su padre también, ya que, al ser el nene tan chiquito, necesita asistencia constante.
Por otro lado, tras el trasplante habrá dos meses más de internación, donde se le harán estudios necesarios para controlar si la operación fue un éxito o no, y en esta instancia ninguno de los tres tiene el alojamiento asegurado.
La única manera de tratarlo/curarlo hoy en día es el trasplante de médula ósea o de sangre, mediante el cual se reemplaza las células madres productoras de sangre defectuosas con células sanas de donante. Eso le garantizaría una mejor calidad de vida.
“Tratamos que su día a día sea lo más normal posible, pero internarlo cada 20 días es doloroso y traumático. Encima la obra social no nos cubre el alojamiento que necesitamos y, francamente, no tenemos dinero para pagarlo. Lo poco que teníamos con la rotisería, que tuvimos que cerrar para poder acompañar a nuestro hijo en cada estudio, en cada internación y en cada viaje a Buenos Aires por su tratamiento ya no está”, sostuvo a El Ciudadano Magalí, su mamá, quien también mencionó que esperan por la aprobación de una pensión no contributiva por trasplante de la cual aún siguen sin novedades.
A su vez, crearon una cuenta de Instagram @bastian.todosjuntos mediante la cual relatan la historia de su hijo y publicaron el alias para quienes puedan colaborar económicamente: “bastian.todosjuntos.” (cuenta de Mercado Pago a nombre de Magali S Quiroga).