ROMA.- El papa Francisco le aseguró oraciones y bendiciones a Donald Trump antes de su asunción como 47° presidente de Estados Unidos, un día después de advertirle que “será una desgracia” la deportación de miles de indocumentados.
En un mensaje que difundió este lunes el Vaticano, el Papa, de 88 años, saludó al flamante mandatario confirmándole sus “oraciones para que Dios Todopoderoso le conceda sabiduría, fuerza y protección en el ejercicio de sus altas funciones”.
“Inspirado en los ideales de la nación, tierra de oportunidad y acogida para todos, espero que bajo su liderazgo el pueblo estadounidense prospere y se esfuerce siempre en la construcción de una sociedad más justa, en la que no haya espacio para el odio, la discriminación o la exclusión”, auspició Francisco, que pareció aludir entrelíneas a la cuestión de la inmigración y a las deportaciones masivas anunciadas por el magnate y líder republicano.
“Al mismo tiempo, mientras nuestra familia humana enfrenta numerosos desafíos, sin contar el flagelo de la guerra, le pido a Dios que guíe sus esfuerzos en la promoción de la paz y de la reconciliación entre los pueblos”, añadió el Papa. “Con estos sentimientos, invoco sobre usted, su familia y el amado pueblo estadounidense la abundancia de las bendiciones divinas”, concluyó.
Anoche, en una entrevista que le concedió por tercera vez al popular programa televisivo italiano “Che tempo che fa”, que conduce el periodista italiano Fabio Fazio, el papa Francisco fue menos diplomático. Ante una pregunta sobre su controvertido plan de expulsión de inmigrantes irregulares, el Pontífice, sin pelos en la lengua, contestó que “si llega a ser verdad, será una desgracia, porque les hace pagar a los pobres desgraciados que no tienen nada, la cuenta del desequilibrio”. “¡No va! Así no se resuelven las cosas, así no se resuelven”, criticó el exarzobispo de Buenos Aires, que, por otro lado, contó que últimamente no habló con Trump, a quien recibió en el Vaticano en 2017, según recordó.
Es sabido que el papa Francisco y Trump tienen visiones del mundo sobre muchos temas en las antípodas. En febrero de 2016, en un vuelo de México a Roma, por ejemplo, el papa Francisco en respuesta a una pregunta sobre el plan de Trump de construir un muro en la frontera entre Estados Unidos y México y deportar a 11 millones de inmigrantes indocumentados, aseguró que “una persona que solo piensa en construir muros, donde quiera que sean, y no construir puentes, no es cristiano. Esto no está en el Evangelio”.
Más recientemente, durante la conferencia de prensa a bordo de un vuelo de regreso de Singapur, en septiembre pasado, se le preguntó al Papa qué consejo le daría a los católicos de Estados Unidos ante las elecciones presidenciales, cuando uno de los candidatos apoya el aborto y el otro promete la deportación masiva de indocumentados. Entonces Francisco contestó que “ambos están contra la vida: el que expulsa a los inmigrantes y el que mata a los niños”. “No soy estadounidense y no iré a votar allí. Pero que quede claro: expulsar a los inmigrantes, negarles la capacidad de trabajar y negarles la hospitalidad es un pecado y es grave, es un pecado contra la vida de esas personas”.
En este marco, algunos líderes católicos en Estados Unidos ya se pronunciaron en contra de los planes de deportación masiva de Trump. El cardenal Blase Cupich, arzobispo de Chicago, una ciudad que ha sido identificada como uno de los primeros objetivos de arrestos de deportación, dijo el domingo: “La comunidad católica apoya al pueblo de Chicago al hablar en defensa de los derechos de los inmigrantes y solicitantes de asilo. De igual manera, si los informes son ciertos, debe saberse que nos opondríamos a cualquier plan que incluya una deportación masiva de ciudadanos estadounidenses nacidos de padres indocumentados”, advirtió Cupich, purpurado totalmente alineado con Francisco.
Más allá de esta divergencia de visión en este tema, se cree que podría haber coincidencias entre el papa Francisco y Trump en cuanto a la urgencia de ponerle punto final a las guerras que ensangrientan desde hace casi tres años a Ucrania y a la Tierra Santa.
En todo caso, no pasaron desapercibidos dos nombramientos cruzados, desde el Vaticano y Washigton. Trump eligió como a su nuevo embajador ante la Santa Sede a Brian Burch, ultraconservador que es presidente de Catholic Vote, grupo muy crítico de Francisco y considerado cercano al exnuncio excomulgado Carlo Maria Viganò. En una movida igual de importante, Francisco designó al cardenal de San Diego, Robert McElroy, de 70 años, como nuevo arzobispo de Washington DC, considerado uno de intelectuales más brillantes de la jerarquía eclesiástica norteamericana –estudió en Harvard, Stanford y en la Universidad Gregoriana- y progresista, en línea con su visión de la Iglesia y el mundo en un momento seguramente sensible.
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