miércoles, 8 enero, 2025
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Experimento libertario. De las ideas a la realidad, de Guido Agostinelli

A un año de gobierno, Javier Milei y el proyecto libertario están mostrando sus características y sus consecuencias. La inflación está, por lo menos en los registros estatales, por debajo del cuatro por ciento mensual, pero al costo de que la economía argentina cayó estrepitosamente, creció la pobreza y va aumentando la desocupación. Sin embargo, el gobierno parece mantener apoyo, principalmente de la clase empresaria, pero también de una parte importante de la sociedad. Guido Agostinelli, en su nuevo libro Experimento libertario. De las ideas a la realidad explica las inconsistencias del proyecto libertario usando los propios teóricos y ejemplos de países que propone Milei que señalan que es una falacia el discurso libertario. Un claro ejemplo es que en Irlanda, país modelo que propone el presidente, la intervención del Estado es muy fuerte y eso contrasta totalmente con lo que intenta imponer el discurso de los libertarios. En una entrevista con El Ciudadano, Agostinelli opinó sobre el rumbo de la economía actual y las alternativas a este proyecto económico.

—¿Por qué si las cosas no son como dicen los libertarios, mucha gente sigue convencida de sus postulados?

—Hay muchos aspectos por abarcar. Yo creo que muchos están convencidos porque es una teoría que cierra. Eso es algo que se dice poco. Es una teoría que cierra en los papeles y guarda una lógica interna pero que adentro de sí misma reporta grandes contradicciones. Después de haber estudiado mucho a la Escuela austríaca me di cuenta de que sus contradicciones vienen a partir de cuando se intenta aplicar en la realidad. Eso no quiere decir que la teoría esté mal. Por esto es convincente, genera adeptos y es muy simplificadora. Esa es la cualidad que la vuelve muy atractiva a las redes sociales. En función de eso tiene muchos adeptos, pero no hay casi seguidores adentro de la academia de Economía, no hay economistas libertarios, incluso en Argentina a pesar de lo que está pasando. Pero si hay gente que piensa que le gusta la economía y que se siente parte de este proceso.

—¿En qué punto se sienten las fallas del proyecto económico libertario?

Las fallas de esta teoría libertaria se sienten en el aspecto social. Lo que es desempleo, la baja de los salarios, sobre todo los informales y los públicos. Los salarios formales van a converger a empatar sobre todo a finales del año próximo pero los índices sociales dan mal. Aumento del desempleo, la caída de la jubilación mínima, la caída estrepitosa del salario mínimo vital y móvil. Hay muchos indicadores sociales que reflejan la caída del consumo, de los más básicos. En función de eso se ve que el proyecto que está llevando adelante falla. Las fallas en sí mismas, cuando uno toma de forma literal el discurso libertario, es que no están haciendo una política libertaria. Tienen una política fuerte de intervención del Estado en el mercado cambiario y sobre todo tienen intervención sobre las pautas salariales a la baja. Eso no es para nada libertario porque el salario es un precio más y no tiene por qué el gobierno no homologar acuerdos entre privados y empleados, entre empresarios y la parte sindical. Eso muestra que no funciona.

—¿Puede estallar otro 2001 o sería como la debacle del dólar de Macri en 2018?

La debacle puede estallar en otro 2001. Las crisis son siempre distintas. Acá tenemos una alta proporción de indicadores del 2002 en muchos aspectos. Por ejemplo, la cuestión de la pobreza, tenemos indicadores más cercanos a lo que se había visto para 2002. Puede ser esa una alternativa si vos mantenés el tipo de cambio y que de pronto eso explote, puede llevar a una mega devaluación y por ende a un deterioro de las condiciones sociales. Es difícil predecir cómo va a estallar, en función de lo que uno que puede salir mal de este proyecto por la falta de dólares que generalmente termina ocurriendo en devaluaciones grandes. Es difícil prever mucho más. Por ejemplo, si el gobierno va por la dolarización, tendrá otras características ese estallido. O, si el gobierno decide una mayor intervención del Estado, el estallido tendrá otras características diferentes, incluso podrían evitarlo.

—¿Cuál es la salida a este sistema?

La salida a este sistema es muy larga para explicarla en una nota periodística. Claramente, dentro del sistema capitalista, cuando las reglas de ese sistema, lo más virtuoso como el empleo, la ocupación, el poder adquisitivo elevado, se consiguen a partir de la intervención estatal con un lugar prioritario a las pequeñas y medianas industrias exportadoras de bienes. Ese es el esquema ideal para mi dentro del sistema capitalista. Con lo cual es una salida mucho más compleja y opuesta a la dirección que toma este gobierno. Básicamente, es la generación genuina de dólares a diferencia de este gobierno que parece plantearse una dicotomía entre devaluación y mantener el tipo de cambio estable. Y, en realidad el tipo de cambio estable es una buena noticia pero el tema es que, como lo está haciendo este gobierno, es una vía ficticia porque es a partir de la intervención y porque está retrasando mucho el tipo de cambio. Por eso, lo ideal sería que el tipo de cambio se mantenga estable a partir de la generación genuina de dólares y eso sería a través del estímulo a las exportaciones y con un control sobre esos dólares. Así que, en definitiva, si no se generan dólares genuinamente vamos a caer siempre en gobiernos de derecha o de izquierda, pero el problema siempre va a estar.

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