Pasado el mediodía de este domingo fue encontrado el cuerpo de Franco Adrián Toro (30), el argentino que el miércoles a la mañana había ingresado al mar, en la zona de El Emir, a salvar a una amiga que no podía hacer pie. La chica fue rescatada por Prefectura, pero Toro nunca fue visto. «Es como que se lo devoró el mar», habían graficado las autoridades.
En un operativo más importante, que incluyó aire, tierra y mar, aprovechando las bondades climáticas, el tatuador bahiense fue hallado a 500 metros de la playa La Olla, sobre La Brava, cerca de los balnearios de Los Dedos, donde se había perdido de vista 96 horas atrás.
Aplausos, ovación y el repetido grito de «héroe» desde la orilla de parte de turistas y curiosos recibió a Diego González (50), uruguayo, del departamento de Maldonado, que venía caminando desde mar adentro, luego de dejar su moto de agua, envuelto en dolor y lágrimas.
El coordinador Pablo Techera fue a su encuentro y se estrechó en un conmovedor abrazo. Luego caminaron juntos hasta la caseta de los guardavidas.
Se lo veía agotado física y emocionalmente y buscó estar unos instantes solo tratando de metabolizar lo vivido hacía unos instantes. Clarín lo pudo interceptar y muy amablemente se hizo de un espacio.
«Fue muy fuerte lo que pasó. Por un lado tenía la sensación de que lo iba a encontrar por esta zona -señala la franja de mar que va de la Bahía de los Dedos hasta La Olla-, se lo había prometido a la mamá de Franco, con quien estuve ayer y le regalé una remera», relató.
«No recuerdo su nombre (NdR: se llama Gabriela), pero ella personalmente nos agradeció a los guardavidas por todo este esfuerzo y, realista, sabía que no el milagro de encontrarlo con vida ya era imposible. Pero nos pidió por favor que lo encontráramos, y yo no sé por qué, no me preguntes por qué, pero le prometí que mañana, por hoy, lo íbamos a encontrar».
González lleva 29 años como guardavidas de La Olla y protagonizó varios rescates, «pero este fue especial, no sé, quizás porque fue el último, tal vez por mi edad, ya tengo cincuenta… Por otra parte, habían pasado varios días de su desaparición, nos sentíamos un poco frustrados. Franco fue un héroe, un verdadero héroe que se metió para salvar a una chica y eso es increíble. Pero no pudo salir y, claro, la madre hubiera preferido que no se metiera… Pero es el verdadero héroe de esta historia».
Rompe en llanto Diego, y su cabeza se apoya en el hombro del cronista. Mirada transparente, las lágrimas surcándole el rostro, este hombre de físico importante lleva 31 años en la actividad. «Cuando lo vi a varios metros, pensé que era un lobito de mar… Pobrecito, estaba muy lastimado y la piel se veía lacerada. Al acercarme, me quedé un instante en shock, era Franco, y se me vinieron un montón de sensaciones y de pensamientos».
Dos señores se acercan y lo abrazan. «Hay que hacerte un monumento, sos un héroe querido. Llorá, descargá, hiciste un gran esfuerzo». No encuentra consuelo el guardavidas, que respira hondo.
«Necesitaba sacar toda la tensión de estos días, fueron cuatro días de mucho esfuerzo de todo el cuerpo de guardavidas. Tengo dos hijas un poco más chicas que Franco, pero a ellas también les dije que hoy lo íbamos a encontrar. Lo único que te puedo decir es que pienso mucho en la madre, pero también siento un gran alivio», completó.
El 1° de enero, Franco, que había viajado a Uruguay para trabajar como mozo con otro argentino en la temporada, desapareció en aguas oceánicas de Punta del Este cuando ingresó a rescatar, junto a otra persona, a dos mujeres que pedían ayuda. Una de ellas, contaron las fuentes a Clarín, era su amiga.
Sobre las 7.15 hora local, la guardia de la Prefectura Naval recibió un llamado «informando sobre tres personas con dificultad para salir» de aguas de una zona rocosa entre las playas El Emir y Los Dedos. Lo cierto es que el tatuador bahiense desapareció. Se ahogó y finalmente lo encontraron este domingo.
Punta del Este. Enviado especial.
EMJ