El detalle de la factura de luz que reciben todos los usuarios en la Argentina está compuesto por el costo de generación, transporte y distribución de la electricidad, más los impuestos, pero a pesar de que la energía es la misma en cualquier ciudad o provincia y el servicio debiera ser similar, hay diferencias de valores finales hasta siete veces más caros se trate de una provincia u otra. Más allá del golpe al bolsillo que significa sobre todo en tiempo de ajustes de cuadros tarifarios y reducción de subsidios, todo puede tener una explicación.
Con los nuevos precios mayoristas vigentes fijados por la Secretaría de Energía, y las bonificaciones en el precio otorgadas a los segmentos N2 y N3, que abarcan a los de menores ingresos e ingresos medios, la cobertura de costos del sistema eléctrico para la categoría residencial indica que, en promedio, el 49% lo aporta el usuario vía tarifas mientras que el 51% del costo lo aporta el Estado nacional.
En el caso del universo de mayor poder adquisitivo el subsidio es nulo o mínimo de acuerdo a la estacionalidad por diferencia de precio mayorista.
Con esta diferenciación se pueden identificar tres grandes grupos de usuarios y de tarifas a lo largo de todo el país, ya sea que la emisora de la factura sea una empresa privada concesionaria del servicio, una empresa estatal o una cooperativa.
Si bien el precio de la energía mayorista es igual para todos los usuarios, el costo final por KWh consumido es muy variable según la zona y depende de las diferencias en el Valor Agregado de Distribución (VAD) que cada distribuidora cobra a sus clientes. Estos valores en un mercado fuertemente regulado son autorizados por los entes provinciales o en el Área Metropolitana Buenos Aires (Edenor-Edesur) por la jurisdicción nacional.
El costo de la luz, hasta 7 veces más cara según dónde vivas
La complejidad del sistema y la dispersión tarifaria por la cantidad de categorías según consumo y la segmentación por ingresos vigentes encuentra múltiples causas por las cuales se observan con una misma demanda diferencias de tres a siete veces entre los usuarios que más y los que menos pagan por su factura de luz a fin de mes.
Usuarios de altos ingresos: hasta 173% de diferencia
Al tope de ese ranking se encuentran las tarifas de la provincia de Salta que para el caso de un residencial N1 en octubre debió abonar $61.188 por un consumo de 250 Kw al mes, IVA incluido, seguida por Córdoba ($57.233), Mendoza ($56.237), Río Negro ($55.553) y Entre Ríos ($54.808), por citar sólo el top cinco, de acuerdo a la consultora Economía y Energía.
Dentro del mismo segmento N1, los que menos pagan en su factura son los residentes en la provincia de La Rioja, que abonan al mes un promedio de $22.395 siempre por el mismo consumo, seguidos por Edesur ($29.911), Santa Cruz ($30.122), Edenor ($30.763), y Santiago del Estero (34.530 pesos).
Es decir que un usuario ubicado en Salta estará pagando un 173% más que uno ubicado en La Rioja, en promedio.
Dentro del segmento N1, los que menos pagan en su factura son los residentes en La Rioja
Así, entre quienes no reciben subsidios a su consumo por parte del Estado, la diferencia entre los extremos es a valores de octubre de $38.793, equivalente a un diferencial asombroso del 173% por la misma energía y servicio.
Usuarios de ingresos bajos: hasta 173% de diferencia
El escenario es más impactante en los otros dos segmentos. En el caso de los hogares N2 -los de más bajos ingresos- la provincia de Córdoba tiene las tarifas más alta del país con un promedio de $40.310, seguida de Río Negro ($38.260), Mendoza ($37.820), Neuquén ($32.910), y la zona sur de la provincia de Buenos Aires en torno a la ciudad de Bahía Blanca (31.230 pesos).
En el segmento N2, Córdoba tiene las tarifas más alta del país
Para el mismo nivel de usuarios, las tarifas más bajas se encuentran en La Rioja ($5.920), Santa Cruz ($7.560), Edesur ($12.640) y Edenor ($13.000) en el AMBA, y Santiago del Estero ($17.170). Una vez más, la relación entre ambos extremos refleja una diferencia nominal de $34.380, es decir del 580 por ciento.
Usuarios de ingresos medios: hasta 619% de diferencia
Finalmente, los usuarios de ingresos medios considerados N3 vuelven a tener a las misms tres provincias como las de tarifas más altas: Córdoba ($40.610), Río Negro ($42.100) y Mendoza ($41.890), seguidas de Entre Ríos ($38.760) y Chubut (38.170 pesos).
En el segmento N3, usuarios de Córdoba, Rio Negro y Mendoza pagan las tarifas más altas
En el otro extremo, se repiten las mismas cinco provincias con La Rioja ($6.200), Santa Cruz ($9.540), Edesur ($16.470) y Edenor ($16.950) en el AMBA, y Santiago del Estero ($21.000), lo que marca una diferencia entre las boletas de luz más altas y las más bajas de $38.412 o su equivalente del 619%, lo que refleja nuevamente un gap muy amplio según distribuidora y distrito.
Los factores de diferenciación
Más allá de lo que indican los números, fuentes del sector de las distribuidoras, explicaron que el cálculo de las tarifas eléctricas es un complejo proceso que se deberían llevar a cabo de forma periódica en las llamadas «revisiones tarifarias», las que se deberían realizar cada cinco años pero que en los últimos 30 años -desde la ola privatizadora- se realizó apenas dos veces.
Es más, esta misma administración acaba de postergar nuevamente la Revisión Tarifaria Quinquenal para evitar que el aumento de dos dígitos que se debería convalidar de subas no afecte el proceso de reducción sostenida de la inflación.
Entonces, en ese esquema de revisión la distribuidora pone a consideración del regulador de su jurisdicción el requerimiento de ingresos necesarios para operar la red con la calidad de servicio definida en su regulación y que en general se expone a la sociedad en las audiencias públicas. Es el regulador quien evalúa estos elementos y finalmente determina el cuadro tarifario a aplicar.
Por otro lado, en todo el proceso se deben considerar varios factores entre los cuales se cuentan la superficie atendida, kilómetro de redes afectadas al servicio, potencia y energía demandada, cantidad de usuarios residenciales, generales e industriales y su dispersión, tipo de tensiones primarias y secundarias de distribución, tipos de postación y aislamiento, configuración topológica de la red, pérdidas técnicas y no técnicas, calidad de servicio definida, entre otros tantos factores.
Y a todo esto podría ser que se sume el denominado «riesgo regulatorio» que resulta la posibilidad de que el poder político «capture» al regulador y las tarifas que finalmente se sancionen no sean el resultado de un proceso técnico sino político y que las mismas no reflejen su verdadero valor, sino la conveniencia del gobierno de turno de favorecer a determinado grupo de usuarios con tarifas artificialmente bajas en detrimento de otro grupo de usuarios.
En tal sentido, se resalta desde el sector la inconveniencia de mostrar o presentar una simple comparación de la «boleta de luz que paga el usuario» para un determinado consumo, ya que este valor no permite una comparación entre distribuidoras, su gestión y su eficiencia, cuando lo relevante es que se reconozcan y paguen los verdaderos costos del servicio y, se subsidie a aquella parte vulnerable de la población que realmente lo necesita.
Argentina sigue teniendo las tarifas más bajas de la región
Las cifras vuelven demostrar que a pesar de los ajustes tarifarios aplicados por el regulador nacional a los servicios de las distribuidoras Edenor y Edesur, las facturas que pagan los usuarios del AMBA siguen siendo de las más bajas del país, de acuerdo a un reciente informe de la Usina para el Desarrollo Energético Argentino (Udea) y la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica (Adeera), alimentando el descontento de las provincias por la amplia diferencia siempre reclamada.
En ese sentido, en base a una factura con impuestos de usuario residencial con consumo de 10 Kwh al mes representó para un cliente N1 del AMBA el equivalente a u$s0,13 frente al u$s0,20 promedio del resto del país.
Los valores en Argentina siguen siendo los más bajos de la región
Y lo mismo ocurre en el segmento N2, en el cual con los subsidios incorporados arrojan una factura de u$s0,06 para los usuarios del Gran Buenos Aires y de u$s0,12 para el promedio de las provincias, y en el N3 con una diferencia de u$s0,07 y u$s0,14 respectivamente.
No obstante el incremento tarifario registrado en lo que va del año para los usuarios eléctricos, los valores que se pagan en cualquier punto del país siguen encontrándose entre los más bajos de la región.
En el caso de la factura promedio de un usuario N1, es decir sin subsidios, un cliente argentino paga u$s0,13 por Kwh, muy por debajo de sus pares de Uruguay (u$s0,37); de Brasil (u$s0,24); de Perú (u$s0,23); de Colombia (u$s0,17) y de Chile (u$s0,15), y sólo por encima de Bolivia (u$s0,11) y de Paraguay (u$s0,05) donde se siente pleno el impacto de la abundancia energética por la participación en las represas de Yacyretá y de Itaipú.