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Con vaivenes, los Pumas cerraron su 2024 con una derrota frente a Francia en Saint-Denis por 37-23. Con un balance de seis victorias y seis caídas, Felipe Contepomi terminó su primer año de gestión al mando del seleccionado argentino de rugby, en la que ofreció un salto de calidad en el juego de ataque, sostenido en la confirmación de Tomás Albornoz como apertura y la irrupción de Gonzalo García como medio-scrum.
La conducción de los Pumas fue uno de los factores diferenciales en este amanecer de ciclo de Contepomi respecto al de Michael Cheika. Si bien propone una continuidad en el proceso y, en buena parte, en los métodos, el nuevo entrenador apostó por la renovación y tuvo sus réditos. Empezó el año con Gonzalo Bertranou y Santiago Carreras, pero tuvo muñeca como para cambiar y ajustar, y terminó el año con García y Albornoz, dos de los mejores en el tramo final de la temporada, por su personalidad para asumir las riendas del equipo, por el volumen de juego y por su actitud para poner el hombro a la hora de defender.
El cambio en la pareja de medios fue paulatino a lo largo del 2024. Bertranou y Carreras empezaron cuatro partidos, Bertranou-Albornoz fue la pareja titular en cinco, García-Abornoz lo hizo dos veces y Lautaro Bazán Vélez-Carreras inició un encuentro. Si bien en principio el entrenador había acordado con Tomás Cubelli y Nicolás Sánchez que participaran en un partido de despedida, como lo tuvo Agustín Creevy, pero finalmente ambos backs no actuaron en todo el año en el seleccionado y regresaron a Belgrano Athletic y Tucumán Lawn Tennis, respectivamente. En el Mundial de Francia no habían sido las principales opciones y, como Australia 2027 les queda lejos, Contepomi priorizó darles rodaje a otros.
Gonzalo García es una de las grandes novedades del 2024. Con 25 años, logró el nivel que se le presumía desde su etapa en los seleccionados juveniles de la UAR. Formado en Natación y Gimnasia, participó en tres mundiales por los Pumitas, pero le costó la adaptación a la elite. En su primer año post juveniles, la pandemia frenó el rugby mundialmente, pero en el 2021 el tucumano debutó con Mario Ledesma como entrenador y luego sufrió dos graves lesiones: en el 2022 se operó de un hombro y en su regreso a las canchas se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha, lo cual no le permitió llegar en óptimas condiciones al Mundial de Francia. Con continuidad en el club Zebre, de Italia, este año intervino en ocho test matches y terminó con mucho protagonismo. Entre sus acciones destacadas están aquélla en la que recuperó la pelota que les valió el triunfo a los Pumas frente a Sudáfrica (Rugby Championship), y en la caída de este viernes a manos de Francia fue uno de los mejores argentinos, junto a Thomas Gallo. Dos veces le hizo perder el control de la pelota a Antoine Dupont y condujo bien los ataques de los Pumas.
García aportó un factor diferencial y regularidad en un puesto, el de medio-scrum, que está en crisis en Argentina. Gonzalo Bertranou tuvo un año como para el olvido y actualmente no cuenta con un club. Después de un exitoso paso por el seven, Lautaro Bazán Vélez no termina de adaptarse al rugby de 15, y comete errores conceptuales impropios de esta categoría. En el ámbito local el que más se destacó fue Agustín Moyano, de Dogos XV y Córdoba Athletic, pero no recibió ninguna convocatoria. En este contexto, el nivel de García es un soplo de aire fresco en una función que desde hace tiempo provoca dolores de cabeza en el staff de los Pumas.
El caso del apertura es disímil. Tanto Ledesma como Cheika le confiaron ese rol a Santiago Carreras, de cualidades técnicas brillantes pero en muchas ocasiones perdido en esa función, que ocupó en su etapa de juveniles. El australiano sintió que Albornoz no estaba listo para el Mundial de Francia, prácticamente no le dio oportunidades en lo previo y lo dejó fuera del plantel de 31 jugadores. En el 2024, cuando el tucumano recibió la oportunidad no la desaprovechó. En su primer test con la camiseta 10 contra un rival del Tier 1 descolló: la goleada a Australia en Santa Fe. A partir de eso, no salió del equipo.
Surgido en Tucumán Rugby, a sus 27 años consiguió la madurez necesaria para adueñarse del número 10. Introvertido, pero fuerte de personalidad, mostró aplomo para potelnciar el juego de los Pumas. Explosivo, es una amenaza en ataque con la pelota en las manos, lanza bien a la línea de backs y es criterioso para detectar espacios y discernir cuándo jugar y cuando utilizar su exquisita zurda. Además, evolucionó en su eficacia a los palos: no estuvo certero contra Uruguay ni Sudáfrica, pero en la ventana de noviembre fue implacable, con 18 aciertos en 19 envíos.
Contepomi cuenta con otras variantes de apertura, que se desempeñan en el extranjero. Gerónimo Prisciantelli, compañero de García en Zebre; Domingo Miotti, con características diferentes a las del gusto del entrenador, y Joaquín De la Vega Mendía, que está atravesando su primera experiencia en la segunda categoría de Francia, unos escalones por encima del Super Rugby Americas. Hasta Juan Cruz Mallía puede ocupar esa posición, como ocurre en Toulouse. Hay una urgencia menor respecto a la del medio-scrum, pero Albornoz hizo méritos como para tener continuidad.
Compacto del traspié de los Pumas
Ambos tucumanos, García y Albornoz fueron compañeros en los Pumitas en el 2017, y esa misma temporada, con 18 y 20 años, fueron los medios de la Naranja en el último Campeonato Argentino de Uniones. Ahora los dos juegan en Italia y comparten otro factor: le dieron un salto de calidad al rugby de los Pumas.
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