El olor a sal, el sonido relajante de las olas rompiendo en la playa, la brisa que sopla en el Este, crean el clima perfecto para conectar con uno mismo y con la naturaleza que lo rodea. De hecho, son cada vez más los paradores que proponen, además de una amplia carta, actividades holísticas y ecofriendly. Este es el caso de tres amigos argentinos, que decidieron apostar “a algo diferente” en las playas de José Ignacio, Uruguay, donde hoy tienen a “El Chiringo”.
Juan Muchnik se dedicaba a la comunicación institucional, Tomás Muñiz al periodismo y Diego Curi a las Ciencias Políticas, tres mentes muy alejadas del mundo gastronómico. Hasta que después de varios viajes a España, embarcaron en 2017 con la idea de poner un parador, con propuestas disruptivas y con un amplio menú, en una playa uruguaya.
“Arrancamos en un espacio de tres por tres, con nueve mesas. Ya para el segundo año comenzamos a comprometernos con la causa de sustentabilidad y nos unimos a lo que se llama ‘pacto oceánico’ que propone trabajar únicamente con la pesca local, por ejemplo dejamos de trabajar con el salmón, pero sin dejar de dar una propuesta gourmet para disfrutar en la playa”, dice en diálogo con Clarín, Juan.
Jornadas de conciencia ambiental para los más chicosEl Chiringo es “relajado y descontracturado”. Sobre la playa, los clientes pueden disfrutar de la comida, de influencia mediterránea y del Río de la Pata, en mesas en la arena o sentados sobre alfombras y almohadones de estilo hindú. Charlando, o mientras escuchan bandas o DJs en pleno atardecer.
“Nuestro fuerte son los mediodías. La gente viene a un lugar que es lindo a nivel estético y tratamos de rememorar al viejo Punta del Este. Lleva el nombre de Chiringo porque los tres quedamos enamorados de los chiringos, que son bares, de la playas de España», recuerda.
Tarde en la playa en el parador El Chiringo de José Ignacio.Las propuestas holísticas son una de las actividades más buscadas por los locales y los turistas en el verano, aprovechando el ruido y el olor del mar. Practicar yoga en la playa es una gran experiencia cuerpo-mente-espíritu que multiplica beneficios que de por sí brinda esta terapia y se suma los de la naturaleza.
“No solo nos importa la comida rica, sino también que la persona viva una gran experiencia. Lo holístico es muy importante porque nos ayuda a conectarnos, a estar más presentes y conscientes”, explica sobre las clases de yoga que propone El Chiringo.
Las clases de yoga frante al marEl parador además, tiene un gran compromiso ambiental y recicla casi el 85 % de los residuos que genera. “Desde que empezamos, tenemos la fuerte convicción de respetar el entornos a nivel social y natural, tenemos mucho compromiso con la sustentabilidad, por cuidar la zona e incluso hacemos jornada educativa de limpieza de playa, para los más chicos”, contó a este diario.
El parador tiene una amplia carta que responde a las necesidades de todo tipo de cliente, que va desde comida vegetariana, vegana hasta apta para celíacos. “Tenemos una conciencia muy importante por todo el entorno a nivel social y natural, queremos que José Ignacio se siga desarrollando de una manera consciente y responsable. Arrancamos en un tres por tres y hoy por suerte tenemos una estructura que nos permite dar servicio a 120 comensales”, dijo al terminar.