Katie Ledecky lo hizo de nuevo. Una y otra vez. En la pileta del Marine Messe Fukuoka Hall, escribió y reescribió una nueva página dorada en su impresionante carrera y confirmó, por si a alguien le quedaban dudas, que es una de las mejores nadadoras de todos los tiempos y la reina absoluta de los 1.500 y los 800 metros libre. La estadounidense, de 26 años, se coronó campeona en esas dos pruebas en el Mundial de natación que se disputa en Fukuoka, Japón, y llegó a su 16° oro individual en certámenes ecuménicos. Así, como si fuera sencillo, hizo añicos el récord de Michael Phelps de mayor cantidad de títulos mundiales.
«Conozco a Michael desde hace años, lo seguía mucho cuando era niña, y es un honor haber igualado su récord«, había asegurado el martes Ledecky, recordando su admiración por el 26 veces campeón mundial y 23 veces campeón olímpico, tras ganar en los 1.500 y cuando todavía le faltaba otra función. «Nunca imaginé que estaría en esta posición. Es siempre un orgullo ganar una medalla para Estados Unidos, sobre todo un oro. Voy a seguir y a dar lo mejor en cada carrera que corra».
Aquella noche en Lejano Oriente la nacida en Washington DC, además, había conseguido la quinta dorada en esa distancia. Había ganado el primero en Barcelona 2013 y solo le falta en su palmarés el de Gwangju 2019, cuando se enfermó en pleno campeonato y no pudo disputar esa prueba. Así, se convirtió en la primera persona en alcanzar esa cantidad de triunfos en dos eventos diferentes diferentes, porque ya tenía esa cosecha en su palmarés en los 800 -ahora son seis, claro-.
¿Hacían falta más condimentos para que su victoria fuera aún más épica? Los hay. En la final de los 1.500, empezó a marcar el ritmo desde el principio y llegó a sacarle tanta distancia a las otras nadadoras que tras los primeros 200 metros, la italiana Simona Quadarella, quien la escoltó en el podio, era la única que iba en el mismo largo de pileta que ella. Y cuando Ledecky llegó y tocó la pared, había dejado tan atrás a sus competidoras -las otras siete más rápidas del mundo- que era la única que aparecía en cámara en la transmisión oficial.
Los registros mostraron que la norteamericana se impuso con un tiempo de 15m26s27, la tercera mejor marca de la historia y la mejor de su registro personal en cinco años; y aventajó por más de 17 segundos a Quadarella (plata con 15m43s31) y por casi 20 a la china Bingje Li (bronce con 15m45s71). Impresionante.
La película se repitió este sábado, pero en su otra distancia favorita. Y la historia quedó a sus pies. Con la victoria en los 800 metros libre, la estadounidense se convirtió en la primera nadadora en ganar un mismo evento seis veces en un Mundial. Así, tras compartir escalón durante cinco días, le hizo bajar un peldaño a Phelps para quedar como máxima ganadora de oros en esta competencia: ya cuenta 16. El Tiburón de Baltimore, que en este Mundial también se quedó sin récords mundiales vigentes, sabe que fue sobrepasado por una leyenda. Ojo: pudieron ser 17, pero debió conformarse con la plateada en los 400 metros libres.
Ledecky, que había arribado a la competencia de los 800 libre habiendo conseguido los 30 mejores tiempos de todos los tiempos, dominó a sus rivales para ganar con un registro de de 8m8s87. También dejó muy atrás a sus compañeras de podio: la china Li Bingjie ahora se quedó la plata con tiempo de 8m13s31 y la australiana Ariarne Titmus obtuvo el bronce con un crono de 8m13s59.
“Siempre estoy intentando encontrar nuevas formas de mejorar. Quiero decir, ya todo está dando vueltas en mi cabeza. Quería ser mejor de lo que fui hoy”, aseguró mientras daba vueltas a su mano derecha detrás de la oreja. Un detalle: lleva 10 años sin perder carreras en Mundiales en esa distancia. Es la racha ganadora más grande de la historia de la natación.
Y cerró: “Es lindo despedirse de una competencia con tu prueba favorita. Lo quise dejar todo en la pileta”. A una edad en la que la mayoría de los fondistas comienzan a perder protagonismo, Ledecky está más fuerte que nunca. Y apunta con todo a los Juegos Olímpicos de París 2024 y, también, a los de Los Ángeles 2028. Y es que su dominio en los 1.500 libre y en los 800 libre no flaquea.
La «furiosa» heredera de Phelps
Katie irrumpió en el escenario internacional en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, cuando sorprendió al ganar los 800 libre con apenas 15 años con una ventaja de más de cuatro segundos y con un nuevo récord americano. Esa victoria fue su carta de presentación y llevó a muchos a señalarla como la futura Phelps de la natación femenina.
Semejante comparación podría haberle comido la cabeza, pero Ledecky es un animal competitivo en la pileta. «Siempre está buscando su mejor marca personal con fiereza. No sabemos de donde viene esa furia, pero está siempre ahí, al rojo vivo», contó alguna vez Dave Marsh, quien fue el entrenador del equipo olímpico femenino de Estados Unidos en Tokio 2020.
Un año después de aquel triunfo en Londres, la estadounidense comenzó a construir su leyenda al arrasó en el Mundial de Barcelona 2013, donde ganó los 400, 800 y 1.500 libre y la posta 4×200 libre. Hoy acumula 21 oros -además de los 16 individuales, suma otros cinco en relevos por equipo- y cuatro platas. Y tiene también siete medallas doradas y tres de plata en citas olímpicas.
En Tokio 2020 se subió a lo más alto del podio en los 800 y 1.500, victorias que sumadas a las que acumulaba en mundiales, la convirtieron en la deportista más condecorada de la natación femenina.
Ledecky -que comenzó a nadar en un club de Washington, pasó por la Universidad de Stanford y hoy entrena en Florida bajo las órdenes del ex campeón olímpico de Surinam, Anthony Nesty– ganó títulos tanto en pruebas de velocidad (fue campeona en Río 2016 en los 200 metros) como en las de fondo. Siempre en estilo libre. Pero los 1.500 son, por lejos, sus preferidos.
En ese evento, en el que encuentra siempre su mejor rendimiento, es dueña del récord mundial, los 15m20s48 que estableció en las Pro Swim Series de Indianápolis, en mayo de 2018, y de las mejores 16 marcas de todos los tiempos. Sí, hay que bajar hasta el 17° escalón del ranking histórico para encontrar un registro de otra nadadora, los 15m38s88 que consiguió la danesa Lotte Friis en el Mundial de 2013.
Ledecky, que tiene además en en su poder el récord de los 800 libre (8m04s79 de Río 2016), ya había subido a un podio en Fukuoka. El domingo, se tuvo que «conformar» con la plata en los 400 tras ser superada en la final por la australiana Ariarne Titmus, que le sacó una ventaja de más de tres segundos y se consagró con 3m55s38, nuevo récord mundial.
Esa derrota no desanimó a la estadounidense. Es que ella sabe, como todo el mundo, que si bien en las pruebas más cortas sus colegas pueden darle pelea, en los 1.500 y en los 800 no tiene rival desde hace una década.